JUSTINIANO 67

Justiniano estuvo anoche

en un bar cercano a su domicilio

viendo jugar al Barcelona y al Olympiakos

la final del campeonato de Europa de baloncesto

y era tal la euforia que tenía Justiniano

cada vez que un jugador del Barcelona

conseguía una buena canasta

que inmediatamente Justiniano

se ponía de pie en el taburete

y lo imitaba estupendamente

lanzando lo que tuviera en las manos

ya fueran olivas, servilletas, palillos o cacahuetes

a un recipiente azul que había al final de la barra

con una efectividad digna de todo elogio

y todo hubiera tenido que acabar con mucha alegría

cuando el Barcelona se proclamó campeón de Europa

si no fuera por culpa de los chivatos cobardes del bar

que señalaron a Justiniano con sus dedos acusadores

cuando el comisario que Justiniano no había visto

se levantó de una mesa tapada por una columna

y con cara de terrible asesino

empezó a gritar totalmente fuera de si

preguntando quién había sido el sinvergüenza

que le había llenado la gorra

que había dejado en un rincón de la barra

con todo tipo de basura y porquerías

por lo que Justiniano no tuvo más remedio

que salir corriendo del bar a toda velocidad

para evitar ser castigado injustamente

por culpa de ese comisario rabioso

que seguramente es hincha del Olympiakos.