Justiniano está preparando
las oposiciones a bombero
y está decidido
a demostrar desde el primer día
su gran entusiasmo y enorme valía
por eso estudia a todas horas
y ayer al mediodía
decidió comenzar las prácticas reales
y se dirigió a la terraza de un bar
que estaba llena de gente tomando tapas
y con prodigiosa rapidez
fue arrojando sobre las mesas
trozos de ropa vieja ardiendo
que previamente había rociado con gasolina
y más rápido que el viento
con un sifón que llevaba en la mochila
empezó a apagar los incendios
entre el griterío asustado de los clientes cobardes
y cuando se acabó el sifón
empezó a lanzar puñados de arena de la playa
que había guardado como plan "b" de emergencias
y gracias a todo eso logró apagar los incendios
aunque también es cierto
que las tapas y bebidas no quedaron muy apetitosas
con tanta arena playera de guarnición imprevista
y lo peor fue que cuando vino la policía
avisada por los clientes chivatos
los agentes del mal quisieron denunciarle
aunque Justiniano muy serio
negara su participación en los hechos
y cuando los policías fueron a hablar con los clientes
para tomar nota de sus datos personales
Justiniano encendió más trozos de ropa vieja
y los lanzó al interior del vehículo policial
y se escapó corriendo a toda velocidad
mientras arrojaba el resto de arena hacia atrás
consiguiendo que los dos policías resbalaran y cayeran
y ahora Justiniano está muy preocupado
porque desde la ventana de su casa
ve pasar a todas horas muchísimos vehículos policiales
que seguramente muy rabiosos le están buscando para vengarse.