Tras otra victoria más
del Barcelona sobre el Madrid
tantas que ya ha perdido la cuenta
Justiniano ha decidido
no hacer leña del árbol caído
y ser generoso con los adversarios
además de ayudarles a que no sufran más
por lo que nada más acabar el partido
Justiniano se ha desplazado
vestido con la camiseta del Barcelona
al local social de la peña madridista
más numerosa y belicosa de la ciudad
y una vez allí ha originado un tumulto
por un pequeño malentendido
que esas primitivas mentes
son incapaces de comprender
cuando de un certero lanzamiento de cenicero
ha reventado el televisor gigante
para después explicar atentamente
a todos los hinchas madridistas
que no era nada personal
sino que lo hacía por su bien
que así se evitarían muchos disgustos
pero al ver la cara de desequilibrados patibularios
con que se le estaban acercando esos desagradecidos
Justiniano ha escapado del local a mil por hora
para dirigirse con inmejorable intención
y el corazón arrepentido
hinchas fanáticos del Madrid
con los que hace tiempo no se habla
para conseguir hacer las paces
de una vez por todas
y como prueba de su buena voluntad
ha comprado dos bandejas de merengues
y dos botellas de cava para celebrarlo
y aunque al principio los familiares dudaban
de las buenas intenciones de Justiniano
al final lo han dejado entrar
cuando lo han visto tan triste
y durante un buen rato
han estado todos juntos
dialogando y abrazándose
llorando y pidiéndose perdón
y ha sido tanta la emoción para Justiniano
que no ha podido ni probar bocado
al lograr por fin y para siempre
recomponer los lazos familiares
y finalmente con lágrimas en los ojos
se ha despedido de ellos
con miles de besos
y muchas palabras cariñosas
y ya una vez en su casa
Justiniano ha seguido llorando
pero esta vez muerto de risa
al pensar en todos esos parientes
haciendo cola en el baño
cuando las dosis gigantes del laxante
que ha inyectado en los merengues
empiecen a hacerles efecto.