Justiniano debería estar contento
porque el Barça ha ganado la liga
pero extrañamente no lo está
y como anda muy preocupado
ha bajado a la farmacia
en busca de medicamentos
para solucionar el problema
pero los temerarios dependientes
hacen oídos sordos a sus palabras
amenazando con llamar a la policía
entonces Justiniano muy enfadado
salta el mostrador ágilmente
tarareando a Indiana Jones
para encontrar sus pastillas
y cuando huyen los dependientes
decide suplirlos en el trabajo
para no perjudicar a los clientes
por eso se pone una bata blanca
y durante una hora y media
despacha diversos medicamentos
en función de si combinan
los colores del envase
con la ropa del cliente
hasta que en el colmo de la mala suerte
aparecen dos policías en la puerta
uno de los cuales es el poli egoísta
que estaba en las ramblas la otra noche
y que lleva la gorra
que tanto le gusta a Justiniano
y por mucho que se la pide
el ingrato policía no sólo no se la da
sino que además se lo lleva detenido.