Para salvar la vida
de cualquier persona
que se atragante
al ingerir las doce uvas
en la celebración de Nochevieja
hay que actuar rápidamente
estirando en el suelo a la persona
con la boca hacia arriba
y con unas pinzas alargadas
se ha de incrustar
un petardo encendido de gran potencia
en la zona atascada de la garganta
y de forma inmediata taparle la boca
apretando fuertemente con las manos
hasta que el petardo desatascador estalle.
Si sale humo por las orejas no hay que asustarse
ya que es muy probable
que además de salvarle la vida
también se hayan despejado los conductos auditivos.
En caso de que el infortunado paciente haya fallecido
se recomienda no cancelar la celebración de Nochevieja
y seguir bebiendo, riendo y bailando
para evitar problemas psicológicos
al resto de personas que pensaban divertirse toda la noche.
Total, al muerto qué más le dará ya...