Mis hormonas
se prendaron de ti
cuando apenas era un adolescente.
Tú ya lo intuías.
Y me hablabas graciosa.
Y desde tu hermosura me sonreías.
Y te gustó
mi beso impetuoso y clandestino.
Yo enrojecí por dentro y por fuera.
Durante días y días.
era un tomate atolondrado
cada vez que nos encontrábamos.
Después la vida nos alejó.
Paso el tiempo.
Demasiado rápido en tu caso.
Y moriste muy, muy, muy joven.
Aquel beso se partió por la mitad.
Medio beso lo enterraron contigo.
El otro medio te recuerda con muchísimo cariño.