Me acojo al derecho a tenerte
aunque te sepa imposible
ángel hermoso que me habitas
porque siempre estás
a veces en el reflejo borroso
de un escaparate cruel
o en esa nuca que se aleja
taconeando autista mis ojos
también en el teléfono que suena
proclamando tu total desinterés
y en cada día que crucifico
con los clavos de tu recuerdo.