Justiniano está muy enfermo
tiene cuarenta grados de fiebre
no para de estornudar
le duele mucho el pecho y la garganta
y no tiene nadie que lo cuide
además de todo esto
ha empezado a delirar
y en pleno delirio febril
le ha escrito un poema de amor
a su idolatrada panadera
y sin pensárselo dos veces
a pesar de la fiebre altísima
ha bajado a la panadería
y con una rodilla en tierra
se lo ha recitado esperanzado:
"TE QUIERO TANTO CARIÑO
QUE TE COMERÍA ENTERA
Y CON TUS VENAS AMOR
HARÍA FIDEOS A LA CAZUELA"
pero la antipática panadera
sin duda una mujer fría y calculadora
que solo mira el interés
en vez de arrojarse amorosa
en los brazos de tan insigne poeta
lo ha echado a gritos de la tienda
por lo que el pobre de Justiniano
sin parar de toser y temblando
ha vuelto a casa muy entristecido.