A Justiniano no le han renovado
el contrato laboral de quince días
que tenía con el servicio municipal
de recogida de basuras
porque parece que al alcalde
un finolis de cuidado
que no sabe apreciar la excelencia
no le ha gustado la genial estrategia
que Justiniano ha adoptado
con la finalidad de ahorrar
tanto en la compra de camiones
como en el gasto de combustible
y es que en una sola noche
Justiniano montado en su bicicleta
con la inestimable ayuda
de su magnífico mechero Zippo
y un pequeño bidón de gasolina
ha aplicado su innovador sistema
para la eliminación de residuos
incendiando la basura depositada
en el interior de cada uno
de los trescientos contenedores
que corresponden a su zona
con espléndidos resultados
mejorando por otra parte
también sin gastos de ningún tipo
la deficiente y triste iluminación
de las oscuras calles de la ciudad.