21 de abril de 2024.
Domingo.
Despierto cuando la vida aún duerme.
El cielo se está vistiendo.
Se quita el pijama negro
y se pone ropa de color azul.
Ni una estrella.
Ni la luna.
Deben haberse ido a dormir.
Todo el cielo está muerto, liso y vacío.
Ahora mismo parece la morgue del universo.
He soñado con gente de mi trabajo.
Qué feos y malos son.
Pensar que llegué a creer que eran amigos.
Pronto dejaré de verlos.
Y espero que de recordarlos y soñarlos.
En esta vida uno siempre aprende tarde.
Deberían cambiar los planes de enseñanza.
Total para el resultado que dan...
Quizá mejor poner como profesores a gente mayor.
Que explicaran a los niños la verdad de las cosas.
Que les hablaran del inframundo que les espera.
Pero entonces los niños querrían volver al claustro materno.
Y eso tiene mal arreglo anatómicamente.
Habría que ensanchar a las madres por abajo
o reducir a los hijos con el método de los jíbaros...
Son las seis y media de la mañana y ya estoy divagando.
Mejor dejo de escribir y me voy a ver un partido de la NBA.
Ahí sí que hay estrellas y la luna es la pelota que loca viene y va.