De forma traicionera
se ha resquebrajado el día
y avanzan sobre mí las negruras
preludiando una tormenta infame
que encrespa mi pacífica jaula
donde ya lanzo zarpazos salvajes
a los fantasmas que se acercan
ahora ya no respiro el aire
ahora lo mastico con rabia
y lo escupo lejos de mí
entre los locos barrotes
que me retienen aullando
mientras prosperan las grietas
engendradas insolentemente
con impunidad demoledora
amenazando con amputarme
de un tajo limpio y seco
y me miro las manos desnudas
sin escudos ni corazas
deseando huir de mí mismo
correr en dirección contraria
arrancarme de lo que me rodea
para morar esa cueva secreta
donde engullirme en la nada.