Justiniano está experimentando
en su propia carne
aquello de que la primavera la sangre altera
ya que se ha enamorado
de una camarera muy joven que trabaja
en la terraza de un restaurante cercano a su casa
y para lograr causarle una buena impresión
a pesar de los muchos años que los separan
se ha comprado un monopatín de color rojo
y esta mañana con un ramo de flores en la mano
se ha deslizado a toda velocidad hacia su amada
pero por cuestiones físicas que aún no comprende
no ha podido frenar a tiempo
y desgraciadamente la ha arrollado
causándole diversas y graves fracturas
y probablemente también
alteraciones de marcado carácter parapsicológico
ya que la bella camarera es ahora un terrorífico diablo
que desde el suelo no hace más que insultarlo y amenazarlo.