Justiniano está muy enfadado
no ha recibido respuesta alguna
a la atentísima y educada carta
que hace ya varias semanas
envió al presidente del banco
donde tiene su cuenta corriente:
Al estafador del presidente
y a los babosos que le rodean
son todos ustedes unos ladrones
hijos de familias criminales
si no me devuelven las comisiones
que como aves leprosas de rapiña
me han robado a traición
y añaden una justa indemnización
para reparar tamaña ofensa
pienso apalizar uno a uno
a sus esperpénticos empleados
especialmente al gordo gafudo
que hay entrando a la izquierda
y al mequetrefe del director
que por cierto siempre llega tarde
como única solución alternativa
estaría dispuesto a integrarme
en su apestosa plantilla
como espléndido relaciones públicas
a cambio de un sueldo no inferior
a tres mil quinientos euros al mes
sin otro particular que decirle
se despide atentamente Justiniano
su futuro mejor empleado
cuando quiera a su servicio
P.D. en caso de no aceptar mi oferta
en la primera ocasión que tenga
pienso pegarle a usted con un palo
en medio de su repugnante cabeza.