No puedo olvidarme
de tus zapatillas rojas.
De aquella cita
todo lo demás
está casi olvidado.
Apenas recuerdo tu mirada
ni el eco de tus palabras
resuena lo más mínimo
en mi memoria descarriada.
Tampoco de tus labios
tengo ningún recuerdo.
Ni el deseo de besarte
que seguro que sentí
cuando estabas a mi lado
ha perdurado en el tiempo.
Pero de tus zapatillas rojas
no puedo decir lo mismo.
Tus inolvidables zapatillas rojas
me persiguen sin descanso
más fieles que mi sombra.
Tus zapatillas rojas duermen
y se despiertan conmigo
y te mentiría si no reconociera
que ya les tengo mucho cariño.
;)
ResponderEliminar^_^
ResponderEliminarGhost
Uy, al menos recuerdas algo. Besos!
ResponderEliminarDeben de ser unas zapatillas extraordinarias:)
ResponderEliminarSeguro que eran de buena marca y con cordones de colores...
ResponderEliminarLo difícil es besar a las zapatillas, se queda la boca llena de pelusilla
ResponderEliminarEso me recuerda a una peli de Leslie Caron... Besotes mi querido Torito, M.
ResponderEliminarViste la película ? Ella se las pone (las entrega el azar) y empieza la magia! Me encanta*
ResponderEliminar-creo que el final el trágico..pero lo importante es la magia que se despliega..
Besos
Todavía las conservo en aquel cajón donde guardo todos tus recuerdos. Pero ya ni huelen. Da lo mismo. Sigo sintiendo el ardor de tus besos y el ritmo de tus pasos al llegar. El corazón me late.
ResponderEliminarAy Dios.
¡¡¡Pero si estás aquí!!
TAyTD
A veces, nuestra memoria se difumina y se recuerda sólo un pequeño detalle de algo o de alguien, un objeto o incluso un olor, y ese algo se aferra a nuestra memoria para siempre.
ResponderEliminarTú lo has plasmado, sea real o no, magníficamente.
Besos
Unas zapatillas rojas, siempre se te quedan en el recuerdo.
ResponderEliminarUn beso
Por lo menos te quedó el cariño, lo peor seria tener un recuerdo amargo.
ResponderEliminarBesos.
todo lo que quedo de vos, quedo ahi... y no le pongamos nombre de beso, ni de voz, ni de textura de la piel... depositemos todo en esas zapatillas y eso es lo que dejare que permanezca ;)
ResponderEliminarprecioso, toro... y triste (es que hacemos lo que podemos, verdad?)
besos
Días sin pasar por aquí (demasiados problemas... qué te voy a contar. Ya lo sé excusas baratas, mejor no te digo nada, aunque ya lo he escrito).
ResponderEliminarPues que leyendo tus dos entradas anteriores, ésta me ha parecido diferente, claro que las otras se leían en ná y éstas me ha llevado algo más jajajajajajaja.
Interesante el juego que has empleado con estas zapatillas, aunque creo sinceramente que sí que las tienes que tener cariño.
Pero... ¿Te referías de verdad a las zapatillas?.
Un besazo toro.
¿Te pisaron? El corazón, quizás...
ResponderEliminarun abrazo
jajajajjajaa
ResponderEliminarYOOOOOOOOOOOOO tengo zapatillas rojas, y una sudadera verde.
no pega nada ahora que me doy cuenta... bueno era demasiado temprano para ver si hacia juego o no.
Oye, no te acuerdas de los labios¿? qué pena...
Las zapatillas rojas simbolizan para ti más de lo que das a entender...
ResponderEliminarGracias por mostrar ese trocito de ti...no sé por qué leyéndolo me he acordado de la canción "Mas allá del arco iris"...¿Por qué será?
Un beso.
¿Me engañaste con otra mujer?
ResponderEliminarYo llevo zapatillas rosadas.
:-(
Un detalle de lo más original para recordarlo.
ResponderEliminarBesos toro
:)))
Ya te dije que el rojo es un color que te excita mucho.
ResponderEliminar:)
MUy bonito,con unas simples zapatillas y que recuerdo ten grande.
ResponderEliminarBesos
Las mias están rotas, necesito comprarme unas nuevas :)
ResponderEliminarToro,por qué en mis comentarios,sale un cubo de basura o una papelera al final,y en los demás no? que cosas¡¡¡ bueno,lo dicho besos
ResponderEliminarMmmmmmm...
ResponderEliminarFetiche???
Besos
Me transporte a El Mago de Oz!!
ResponderEliminarPrecioso :)
¡Esto es fetichismo y lo demás son cuentos! creo que me compraré unas este verano, ¡que bonitas! a lo mejor consigo que alguno se quede prendado de ellas y en el ínterin se acuerde de mí más a menudo...besitos Toro, hace tiempo que no te veo por mi blog....
ResponderEliminarme resulta raro zapatillas y no zapatos....quizá por ello no recuerdes el resto solamente ello:)P
ResponderEliminarbesitos torito
acá había un jugador de la selección fútbol que usaba zapatillas rojas y otro amarillas
Ah¡¡¡¡¡¡ gracias toro¡ q torpe soy¡
ResponderEliminarLas mías son con mariquitas!
ResponderEliminarQuiero unos zapatos rojos iguales a los de Dorothy, en el mago de Oz!
Devuelveme mis zapatillas rojas, porque si son las mismas, que las que reinan en mi post de media noche, son mias muy mias.
ResponderEliminarDamelas o les dire que muerdan tus pies cuando las acaricies con ellos.
Me recuerda al cuento. Qué habrás estado haciendo con ellas que no puedes olvidarlas eh?
ResponderEliminarAbrazos,
Qué bonito todo lo que escribes y cuánto! Pongo en este mi admiración por cada uno de ellos. El de las ratas me encantó. Justiniano sigue siendo mi amor, nada puede hacer que lo deje. En fin. Un abrazo grandote.
ResponderEliminarSemilla se me ha adelantado ,es totalmente fetichista lo de las zapatillas rojas,yo de tí me compraba unas,en el carrefur creo que hacen un 2x1.Besos rojos.
ResponderEliminarQué caprichosa es la memoria.
ResponderEliminarYo entiendo que unas zapatillas rojas pueden tener mucho encanto.
besos.
¿Eso no es fetichismo? ¿O eran las zapatillas más sexy del mercado? ¿O ambas cosas? Pobre del dueño o dueña de esas maravillosas zapatillas...
ResponderEliminarBesotes en calcetines :)
Hay cosas que nunca olvidamos de eso no hay duda, cosas que nos hacen recordar, un abrazo.
ResponderEliminarSaludos
Pues menos mal que no nos saliste daltónico!!
ResponderEliminarCualquiera duerme contigo con ese tufillo permanente...
Te beso, Toro.
Donde estén unas zapatillas rojas que se quiten de en medio unos ojos azules. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarParece que esta chica no te caló hondo eh?
ResponderEliminarSalud.
Ahora convertido en el Mago de Oz?
ResponderEliminarBesos Toro
Y quien puede olvidarse de unas zapatillas rojas?
ResponderEliminarTe comprendo.
Saludos.
¿Fetichismo?¿Un recuerdo mas transcendente de lo que parece? ¿el rojo te recuerda la infancia?¿zapatillas de andar por casa o tenis? ¿Es para olvidar otras cosas?
ResponderEliminar¡¡¡Es que un beso es un beso!! para olvidarlo y recordar unas zapatillas...
A veces uno se fija en cosas que, aparentemente son accesorias o accidentales, y a la postre resultan ser esenciales.
ResponderEliminarUn abrazo.
La memoria es así de arbitraria.
ResponderEliminarYo recuerdo un versito gracioso que me contó una vez un chico con el que salía, y de él no recuerdo más que el sobrenombre.
Es muy lindo, me vino como una imagen borroneda en blanco y negro en la que sólo se distingue un rojo en los labios y bien en foco las zapatillas.
Beso
Es porque es rojo. Y ese color es mucho color.
ResponderEliminarhay toro, como te has fijado en un detalle!!! q caballeroooo, jajajaj
ResponderEliminarToro, pareces algo fetichista.
ResponderEliminarEl rojo no es un simple color. pero...busquemos lo "ilógico".Torito, será que siempre las hacía combinar con cualquier otro color, en cualquier lugar y en cualquier momento?
ResponderEliminarBesosssssssssss
p/d Rojo también significa FRENAR!, que tal si pruebas con el verde?
y yo con mis zapatos de tacón rojos!! jajajajaja
ResponderEliminarUn beso Torito!!
Seguro que eran las del cuento, esas que conducìan a su dueña a donde querian, la llevaban bailando sin parar...
ResponderEliminarPrecioso y triste poema,replicante.Besos***
Que bonito recuerdo.
ResponderEliminarMe hizo pensar en Dorothy, la niña del Mago de Oz.
También, he leído un cuento que lleva ese nombre, es triste. Pero hermoso. Una niña pobre que siempre andaba descalza. Su madre había muerto. Entonces una anciana que la recogió le compró unas zapatillas de este color. Con la sorpresa, de que después de colocárselas, tendría que bailar siempre. Lo que hizo que luego se convirtiera en una tortura. Al final muere, se la llevan los ángeles y se cubre de luz su alma...
Besitos, Mi Torito. Me he devuelto a la infancia con el nombre de esta entrada
Qué buenísimo Toro. Resulta realmente curioso cómo a veces el único recuerdo que queda de un momento o momentos que parecían importantes, es un detalle mínimo o un objeto insignificante, lo demás se esfuma como el aire.
ResponderEliminarLo has plasmado de maravilla. He tenido y tengo sensaciones como esa.
Un brazo, feliz semana.
Hola Toro,
ResponderEliminar¿No estarías un poco fetichista?
Buen inicio de semana,y un cordial saludo.
PD: por lo del voto,gracias :)
Pues unas zapatillas rojas.. el recuerdo de las susodichas... no creas, ahí hay tela marinera!
ResponderEliminarHáztelo mirar, anda!
;)
Un petó per tu, maco!
Es que realmente deben ser unas zapatillas inolvidables. Yo en cambio, recuerdo unas verdes...
ResponderEliminarUn beso o 2 *
Tienen que ser lo MÁS.
ResponderEliminarThe power of the"zapatillas rojas"
Besos Toro
¿Eran las de la bailarina?
ResponderEliminarComprendo tu fijación, son bellísimas.
Besitos a tu fidelidad
que tierno...
ResponderEliminarasociaciones de objetos afectivos!
(ciertamente mas fàcil que que las personales...)
Que raro ¿No? Es de analizar.
ResponderEliminarBesos querido amigo.
Imposible olvidar unas zapatillas rojas.
ResponderEliminarBesote y buena semana Toro.
Al parecer las zapatillas rojas es lo que más te llamó la atención ...si solo recuerdas eso,lo demás debe de tener poco valor.
ResponderEliminarEso te pasa por salir con chicas demasiado altas.
ResponderEliminar=)
Un beso.
Que lindo Toro! Me re gustó lo que escribiste.
ResponderEliminarlo trágico es que cosas tan simples y nimias sean las que perduren después del amor.. genial como siempre Toro
ResponderEliminarpor fin un hombre que en vez de mirarle a una mujer las tetas le mira los pies...jajaja...
ResponderEliminarUn corazón palpita dividido o dos zapatillas rojas caminando, es lo mismo, color y convulsiones... pero desgarra menos una huella que su verdad.
ResponderEliminarBesos
Che,
ResponderEliminarno habrán sido botines de fútbol, Torito¿?
¨Tus inolvidables zapatillas rojas me persiguen sin descanso más fieles que mi sombra.¨
Parece una pesadilla- post-partido de un defensa dedicada a Messi...
Besos rojos
SIL
Ay,ay...el rojo como nos vuelve loco.
ResponderEliminarbesitos
luna
Te comprendo. A mi me pasó algo similar con unas zapatillas de andar por casa. Hicieron que mi vida cambiara.
ResponderEliminarBesitos
Eternamente fiel al recuerdo de una pasión.
ResponderEliminarUn beso...
bonito color para unas zapatillas ,sí señor. Y encima como les empieces a coger cariño van a ser la perdición. Un beso.
ResponderEliminarTal vez fuera porque el protagonista se encontraba más cómodo dentro de esas zapatillas que dentro de la relación. Abrazos.
ResponderEliminarno quiero pensar que esas zapatillas coloreadas en rojo fueran lo más llamativo de ella....
ResponderEliminarun abrazo amigo
Buena estocada, Toro. Divertido, irónico y hasta, ¿dulce? Toda un historia con muchas historias en nada, en muy poco espacio. Eso me encanta. Zapatillas rojas, unos tacones, unos aros grandes de oro...
ResponderEliminarHan de ser muy hermosas esas zapatillas.
ResponderEliminarUn abesote enorme,
Andri
Un besote enorme es un beso grande recalcado.
ResponderEliminarBueno, que lo quería decir, aunque estuviera de más.
Algunos "siempre tendrán París"...Vos, un par de zapatillas rojas con forma de recuerdo.
ResponderEliminarBesos Toro.
No se puede decir que te impactase mucho esta chica eh?
ResponderEliminarBesos
el color rojo es difícil de olvidar
ResponderEliminarBesos toro
Hola toro, jajaja, esas zapatillas rojas se te clavaron en el alma, siendo tan peculiares... igual, también a veces hay cosas para nosotras que se convierten en un fetiche...
ResponderEliminarBesos
Jajajaja, no recordar sus besos y sí sus zapatillas, es un poco raro...o al menos curioso...pero en ciertas rarezas para mí está la mágia, por algo será.
ResponderEliminarAbrazos Toro
Yo también tengo unas zapatillas rojas; son de Agatha Ruiz de la Prada, muy peludas, con animalitos colgando por los lados, pero no veas cómo calientan en invierno. Cuando me levanto por la mañana y me las pongo, parezco el Oso Yogi. A mí también me recordarías por mis zapatillas rojas...
ResponderEliminarBesosss.
Había una vez una niña tan pobre, que ni siquiera tenía zapatos e iba descalza.
ResponderEliminarSe llamaba Shirley y era huérfana.
A pesar de todo era feliz jugando y corriendo descalza por el campo.
Un día la mujer del zapatero, que era muy bondadosa se compadeció de la pobre niña que siempre iba descalza y decidió regalarle unas zapatillas de tela roja.
A partir de ese día Shirley corría y jugaba muy agradecida y feliz con sus zapatillas rojas...
bss
Son aquellas pequeñas cosas .... rojas.
ResponderEliminarConvengamos que las zapatillas no eran muy discretas.
Esas zapatillas rojas hablan tanto de su dueña, como este poema de ti mismo. Algo fetichistas los dos. La que las luce y se siente cómoda y el que disfruta mirando esos pies. Pies libres y danzarines, de eso no cabe duda. Y ojos escondidos en el misterio.
ResponderEliminarA mí lo que más me sorprende de tu texto es que llegaras a estar a su lado y sólo recuerdes las zapatillas. Es como un cuadro impresionista. Material inflamable entre un baile de miradas que se buscan sin encontrarse. Podríais repetir la cita. Tal vez recuerdes algo más la próxima vez, o tal vez ella prefiera bailar descalza, con los pies desnudos, como Esmeralda.
Besos
recuerdos de una forma y un color que por alguna razón en ese momento nos toco alguna tecla en el alma y el corazón quedandose en nuestro recuerdo para siempe, un besin muy muy grande de esta asturiana.
ResponderEliminar¡El rojo es un color con personalidad muy propia!
ResponderEliminarSi fueran de otro color,tal vez no serían recordadas.
Saludos, mil.
Es en lo último que te fijaste cuando se marchó, sus pasos envueltos en esas zapatillas rojas arrastrando un adiós en las suelas.
ResponderEliminarBesos
Yo tenía unas. Hace tiempo que no me compro zapatos rojos. ¿Será que estoy creciendo?
ResponderEliminarEs triste que al final en el recuerdo no permanezca la persona, sólo unas zapatillas rojas.
ResponderEliminarBesos.
Que zapatillas tan especiales, espero que nunca se borren de tu mente.
ResponderEliminarEl color tan apasionado es dificil de olvidar.
ResponderEliminarUn beso.
que bonito!!
ResponderEliminar¿Y te obligan a bailar?
ResponderEliminarEs bonito el poema de hoy. Llegó la primavera.
Besos!!!
los detalles siempre son importantes, a veces imprescindibles. Besos!
ResponderEliminarMe da a mi que lo de las zapatillas es una excusa.. que hay demasiados recuerdos que caminan con ellas..
ResponderEliminarBesos abisales
Yo también recuerdo mucho a una chica linda de zapatillas rojas. Pero la recuerdo a ella y sus zapatillas.
ResponderEliminarSaludos.
saludos toro , tiempo sin conectarme al blogger , muy buen poema . yo tbn vine con uno nuevo.
ResponderEliminarNo me extraña que no puedas olvidar esas famosas zapatillas rojas,fiel reflejo de lo era el amor.
ResponderEliminarSaludos
No sé si la conoces, hay una película que se llama "Las zapatillas rojas", en la cual ellas también traen de cabeza a la "prota". (No quiero revelar más por si alguien no la ha visto y quiere hacerlo).
ResponderEliminarBesos
Me paso lo mismo y todavia no se me olvida, La zapatillas eran rojas, El tiempo era Invierno, y no podia de dejar de fijarme en esas zapatillas Y yo pensaba: "Esta mujer no sabe que para el frio se usa zaptos cerrados?"
ResponderEliminarDuermen y se despiertan contigo... eso si que es no olvidar.
ResponderEliminarUn abrazo rojo¡
A veces algo de alguien se te queda en la memoria y...ocurre lo que a ti te ocurre. Unas zapatillas rojas son como cualquier otra cosa un bonito recuerdo si te ha hecho recordarlo tantos años despues.
ResponderEliminarSaludos amigo.
Paco
Es curioso como es el ser humano.
ResponderEliminarMe ha gustado, mucho...
Besos.
eso sería porque no la mirabas a la cara, a los ojos.... te quedaste solo con el recuerdo de sus zapatillas.... besos
ResponderEliminarOjala que un dia cruces la puerta
ResponderEliminarque deja atras esos recuerdos.
Un abrazo
En esas zapatillas rojas se encuentra lo más preciado de todo lo que olvidamos, agradezcamos tener ese recuerdo fotográfico que mantiene vivas tantas cosas.
ResponderEliminarUn saludo.
los recuerdos están repletos de tonterías...
ResponderEliminarkariños!!
siempre se van a recordar unas buenas zapatillas rojas. Un beso
ResponderEliminarBonitas las zapatillas no?
ResponderEliminarcariños.
Siempre son especiales las zapatillas rojas...
ResponderEliminarSalud
AMIGO.. gracias por ser como eres y
ResponderEliminarpor saber estar.
SALDRE ...Emy
Me había acostumbrado a tener dos poemas por el precio de uno, pero hoy no tocaba, imagino.
ResponderEliminarEsos pequeños detalles, un color, una prenda, una canción... Curioso que recordemos eso, y olvidemos otras cosas de mayor trascendencia. ¿Será la magia del ser humano?
Un abrazo
PARA TI, XAVI:-)
ResponderEliminarUn besito.
Goood night.
PD
Tus zapatillas rojas, igual de buenas:-)
¿Tú sabes por qué? Hay un viejo cuento en el que unas zapatillas rojas cuando se las calzron no pararon de bailar y bailar y soñar y vivir lo soñado..por ello tú no dejas de soñar ..aquellas zapatillas rojas no se fueron de tu imaginación porque te hucieron bailar y soñar ...y aun no han parado de danzar no pararán nunca.
ResponderEliminarUn beso.
Oleeeee Toro con las zapatillas "rojas"
ResponderEliminarLa memoria es selectiva...y fetichista.
ResponderEliminarPetó
Y apostaría a que ese cariño es dulce. Porque dulce es el último viso en el recuerdo de la ausencia que tanto dolió.
ResponderEliminarAbrazos
Será por esa relación entre el toro y el color rojo??
ResponderEliminarQue tengas un buen día.
Me trajiste a la memoria unos zapatitos de charol rojo que mi madre me ponía cuando era pequeña.
ResponderEliminarNada tiene que ver tu composición con mis recuerdos, pero la memoria tiene esa facilidad de desenterrar cosas cuando cuando menos lo esperas.
Bss.
Esto es amor, y lo demás son tonterias...
ResponderEliminarToro, siempre hay algo que no se olvida jamas. Besos, cuidate.
ResponderEliminarObsesión por los zapatos???
ResponderEliminarMe gustó.
Biquiños
Siempre nos quedará el fetichismo... (ya que parece que nos han quitado Portugal)
ResponderEliminarsaludos
:)) mas que màgicas zapatillas!:)))
ResponderEliminarbesossssssssssss
Debió ser una gran mujer.... xDD
ResponderEliminarBesos.
¿Fetiche?
ResponderEliminarSon detalles que como flashes perduran incapaces de alejarse de nosotros.Es como si ese algo nos atara-nos guste o no-a aquel pasado,para tener la certeza de que se vivió,que no es un sueño como ahora nos parece,¿verdad?
ResponderEliminarBesos.
pequeños detalles de los que nunca se olvida uno, aunque siendo toro como eres, es lo mas normal que sean de rojo
ResponderEliminarun abrazo,
au revoir!
SIEMPRE QUEDAN RECUERDOS
ResponderEliminarBESOS TORICO
Un poquito tarde te digo que el rojo se recuerda siempre muy bien. Imagino que es por su cercanía a la sangre, y esa tira siempre una barbaridad.
ResponderEliminarUn beso
Paloma
La parte por el todo.
ResponderEliminarBesos
Això sí que és deixar petjada.
ResponderEliminar¿mirabas tanto al suelo..?
ResponderEliminarme resulta tan triste pensar que alguien recuerde sólo eso de uno..
besos
isla
O eran tiempos de timidez? o se me hace que eran feazas las zapatillas... aunque no encontre evidencia de lo segundo era lo que buscaba leyendo cada linea.
ResponderEliminarEs verdad, Toro, muchas veces resumimos todo el afecto en un objeto de ese ser que se fue. Como dijeron por allí: la parte por el todo, una parte muy roja.
ResponderEliminarAbrazos.
Humberto.
lastima, las mias son verdes.
ResponderEliminar¿Un poeta anda de novio con una zapatilla roja?
ResponderEliminar=P
¡Me encantó!
Besos.
Ves?
ResponderEliminarAhora que conozco el backstage no puedo comentar este poema.
:(
Yo leo magia y dolor.
ResponderEliminarBesos, Toro
LA MEMORIA ES UNA EGOISTA , ¡ RECUERDA LO QUE A ELLA LE DA LA GANA ! .
ResponderEliminarSeguro que eran preciosas esas zapatillas rojas.
ResponderEliminarElla seguro que sí se acuerda de tu mirada y del eco de tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
..mmmm,no será que la cita la tuviste con las zapatillas rojas que te presté,que fue a ellas a quien besaste con harta elocuencia,y que si se las colocas hoy cual cenicienta..juas!! te enamoras de quien no recuerdas..
ResponderEliminarbeso Toro...me embarulle´!! jeje
Tengo que cambiar mi vision o leer mas despacio...yo veo todo lo contrario...la recuerdas tanto que las zapatillas rojas son la excusa perfecta para volverte a acordar de todo...
ResponderEliminarEn fin, perdon por mi mirada...
Un saludo Toro!
Que bonito... me ha gustado... toma un besito muaksss ***
ResponderEliminarHay detalles que, aún pareciendo simples, perduran eternamente en nuestra memoria.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Serán la mágicas y no podrás parar de bailar?. Un beso
ResponderEliminarVes???
ResponderEliminarMe las olvidé... pucha digo... y con lo caras que me salieron...
Bueno ahora tengo unas negras... no son lo mismo pero...
PD.: Espero no te haya molestado que mi comentario de hoy haya sido de manera graciosa...
Besos a tu alma, siempre!!!
¿No estarias viendo el Mago de Oz?
ResponderEliminarprefiero seguir tus pasos, canta Gustavo Cerati....
ResponderEliminarbesos*
... que dulce eres (a veces)
ResponderEliminarUn beso desde la roca que me cobija
Mar (...la vendedora de humo)
Siempre nos quedamos con algún detalle más nítido que los demás. Biquiños,
ResponderEliminarQué bonito.
ResponderEliminarBs.
Buenos comentarios. Algunas de las que escribimos, nos hizo recordar a Dorothy del Mago de Oz.
ResponderEliminarA mi en particular, cuando juntaba los talones con las zapatillas puestas. Era mágico.
No fui la primera en esta entrada. Las últimas tenemos premio? jajajajajajajaja :))
Besitos
Qué lindo. Dan ganas de decirte algo bonito. Luego se pasa, claro. No te preocupes.
ResponderEliminarHay cosas que se quedan grabadas para siempre en nuestras memorias...yo soy así, a veces sólo recuerdo el fragmento de algo...y ese algo se vuelve eterno.
ResponderEliminarUn besito.
Ma perece que es en el psicoanálisis donde se dice que los pies tienen un gran componente erótico...
ResponderEliminarHabía una vez una pobre huerfanita que no tenía zapatos. Pero siempre, recogía los trapos vicios que encontraba y, con el tiempo, se cosió un par de zapatillas rojas. Aunque eran muy toscas, a ella le gustaban. La hacían sentir rica a pesar de que se pasaba los días recogiendo algo que comer en los bosques llenos de espinos hasta bien entrado el anochecer.
ResponderEliminarPero un día, mientras bajaba por el camino con sus andrajos y sus zapatillas rojas, un carruaje dorado se detuvo a su lado. La anciana que viajaba en su interior le dijo que se la iba a llevar a su casa y la trataría como si fuera su hijita. Así pues, la niña se fue a la casa de la acaudalada anciana y allí le lavaron y peinaron el cabello. Le proporcionaron una ropa interior de purísimo color blanco, un precioso vestido de lana, unas medias blancas y unos relucientes zapatos negros. Cuando la niña preguntó por su ropa y, sobre todo, por sus zapatillas rojas, la anciana le contestó que la ropa estaba tan sucia y las zapatillas eran tan ridículas que las había arrojado al fuego donde habían ardido hasta convertirse en ceniza.
La niña se puso muy triste, pues, a pesar de la inmensa riqueza que la rodeaba, las humildes zapatillas rojas cosidas con sus propias manos le habían hecho experimentar su mayor felicidad. Ahora se veía obligada a permanecer sentada todo el rato, a caminar sin patinar y a no hablar a menos que le dirigieran la palabra, pero un secreto fuego ardía en su corazón y ella seguía echando de menos sus viejas zapatillas rojas por encima de cualquier otra cosa.
Cuando la niña alcanzó la edad suficiente como para recibir la confirmación el día de los Santos Inocentes, la anciana la llevó a un viejo zapatero cojo para que le hiciera unos zapatos especiales para la ocasión. En el escaparate del zapatero había unos zapatos rojos hechos con cuero del mejor; eran tan bonitos que casi resplandecían. Así pues, aunque los zapatos no fueran apropiados para ir a la iglesia, la niña sólo elegía siguiendo los deseos de su hambriento corazón, escogió los zapatos rojos. La anciana tenía tan mala vista que no vio de qué color eran los zapatos y, por consiguiente, pagó el precio. El vicio zapatero le guiñó el ojo a la niña y envolvió los zapatos.
Al día siguiente, los feligreses de la iglesia se quedaron asombrados al ver los pies de la niña. Los zapatos rojos brillaban como manzanas pulidas, como corazones, como ciruelas rojas. Todo el mundo los miraba; hasta los ¡conos de la pared, hasta las imágenes contemplaban los zapatos con expresión de reproche. Pero, cuanto más los miraba la gente, tanto más le gustaban a la niña. Por consiguiente, cuando el sacerdote entonó los cánticos y cuando el coro lo acompañó y el órgano empezó a sonar, la niña pensó que no había nada más bonito que sus zapatos rojos.
las humildes zapatillas rojas cosidas con sus propias manos le habían hecho experimentar su mayor felicidad.... No hay nada como la Humildad ...
Me recordaste este cuento :)
A veces pasa que un objeto se queda con nosotros para tener presente un sentimiento.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Y si le huele los pies que????
ResponderEliminarUna parte, un detalle: rojas.
ResponderEliminarSaludos, Salvaje Toro.
No te creo nada!
ResponderEliminarje, como la/o extraña eh...
ResponderEliminarSaludos desde Mundo Aquilante!
Me es cercano, yo miro mucho los pies de las personas... pero a parte de esto... viendolo desde el sitio de una cita... me haces imaginarte vergonzoso, con la mirada hacia abajo mayoritariamente...
ResponderEliminarQuizas le haces honor a la cancion que dice "I can´t look at you, you are so beautiful" jeje...
A mi me pasa a veces no poder mirarla a los ojos..
Un abrazo, como si de hermano se tratase, Toro.
Facu.
Me gusta el objeto como recuierdo en tu poema aunque esas zapatilla representen algo triste, me
ResponderEliminarencantó, besos
Es bonito, Xavi, muy bonito lo que escribiste.
ResponderEliminarEsas zapatillas rojas dicen que nunca la olvidarás... aunque te cueste recordar ciertos detalles.
Esas zapatillas rojas serán el nexo de unión entre ambos.
Besos. Miles.
:)
ResponderEliminar:)
:)
besitos Toro!
Algo tienen que tener las zapatillas cuando son rojas ¿por qué si no son otras tan famosas?
ResponderEliminarPrecioso.
Un dato muy interesante a tener en cuenta para próximas citas... Si quieres que se fijen en tu boca... No lleves zapatillas rojas ;)
ResponderEliminarBesos.
Uno de los poemas tuyos que más me ha gustado....por lo que dice de ti.
ResponderEliminarUn beso
Los momentos importantes quedan "grapados" en nuestra memoria junto a sonidos, olores, colores, como llaves de la caja de Pandora...
ResponderEliminar¿Quizás el primer amor?
Nos leemos.
Bonita elegía, Toro, siento que zapatos rojos me lleven directamente a esos pies deterracota del vaticano, con sus calcetinitos y su canesú...qué mono. Pero no seré yo la que te quite la belleza del recuerdo. Delete. Por la tierra que pisamos, por la belleza de que somos capaces. Por ti, Toro. Mil besos
ResponderEliminarRojo pasión, ahí está el sentimiento oculto, en el color, al menos eso creo diría un psicólogo.
ResponderEliminarUn beso.
Yo también tengo buenos recuerdos porque imagino que pueden ser aquellas zapatillas que hacian danzar y danzar o tal vez, eran las zapatillas de Dorothy...
ResponderEliminarBesos,
Será porque dejamos parte de nuestra alma en ciertos objetos... ¿no?
ResponderEliminarMuchos besos, torito! Me encantó esta entrada :)
hi havia un conte que m'explicaven quan era petita que anava d'unes sabatilles vermelles...
ResponderEliminarcrec que eren màgiques. clar! deu ser per això que les recordes... :-)
petons amb pirueta i doble salt
Me ha gustado, me autorizas a editarlo en mi blog, citando el origen y pertenencia?
ResponderEliminarEspero tu respuesta, gracias.
Me ha gustado mucho, original, llena de recuerdos inolvidables. Te pido autorización para incluirlo en mi blog, citando autor y página. Espero tu respuesta
ResponderEliminarGracias, saludos.