NEXOS

Cada día hablábamos.
De la vida.
Del trabajo.
A veces 
de tu mujer
o de tus dos hijos.
De sus problemas.
Y buscábamos soluciones.
Te aconsejaba.
Y algunas veces me hiciste caso.
Sabía muchas cosas de tu familia.
Aunque no los conociera.
Los vi en tu entierro.
Por primera y última vez.
Ya no he vuelto a saber nada
de los problemas de tus hijos
de los planes 
que hacías con tu esposa
del futuro que tenías pensado
cuando dejaras por fin de trabajar.
Moriste.
Inesperadamente.
Muchas veces pienso en ti.
Y en tu familia.
Espero que la vida les sonría y todo les vaya bien.