El abuelo ha perdido la cabeza.
Fuma sin parar.
En el comedor están los tres
mirando un programa de televisión
de colores muy vivos y música muy alta.
Los nietos parecen salmones ahumados.
Entre la niebla de los cigarrillos
de cuando en cuando
asoma la cabeza de uno de los niños:
- Abuelo, cuánto falta para que venga mi madre?
El abuelo no contesta.
No entiende nada.
Su cerebro también es humo.
Humo y niebla.
Niebla y confusión.
Confusión y desbarajuste.
Desbarajuste y desesperanza.
Los salmones ahumados insisten.
Preguntan y preguntan.
No hay respuestas.
El abuelo calla.
El abuelo sigue fumando.
Vive en otro mundo
y no comprende lo que pasa.
Ahora mismo no sabe quiénes son esos dos
que no paran hora tras hora de darle la tabarra.
Lo que nos espera... cuidando nietos hasta cuando estemos dementes. Los niños con los abuelos o en las guarderías, los viejos hacinados en sus casas o en los asilos; una sociedad totalmente enferma.
ResponderEliminarUn beso.
Tus poemas son siempre certeros, la denuncia más radical jamás se torna en panfleto. Me gusta leerte, aportan mucho tus versos.
EliminarTan real... que hasta aquí llega ese humo y la voz de esos salmones ahumados...
ResponderEliminarTe felicito por el poema, amigo Toro... muy bien plasmado ese uso de metáforas.
Mil besitos y feliz noche.
Es cierto que cada vez vivimos más, pero de qué forma. Miedito.
ResponderEliminarBesitos
Pobre abuelillo.
ResponderEliminarBesos.
ResponderEliminarCruda cura de realidad...
Beso... Xavi.
(Sin humo, ni niebla).
PD: Me gusta el salmón (pescado). Antes no.
Este poema me duele.
ResponderEliminarRecuerdo a mi abuela perdida en la niebla de su cabeza, en ese alzheimer que la retuvo en otro mundo.
Sí, hoy duele.
Buen poema, Toro
Un beso.
Muy buen poema. Es triste, pero me ha hecho gracia lo de los "salmones ahumados".
ResponderEliminarTambién la pregunta, "¿cuánto falta para que venga mi madre?", típica de niño.
Es una escena que, por desgracia, conozco.
La describes a la perfección.
Besos
Triste, pero ese es el final de muchas personas; vivir muchos años, porque cada vez no alargan más la vida, pero con una vida muy puta y de muy mala calidad. Gran poema y desgarrador como lo son los últimos años de muchos ancianos. Ya sabes que no soy de iglesias, pero antes de llegar a esa terrible situación le pido a Dios que me quite de la circulación pero lo antes posible.
ResponderEliminarAbrazo Xavi.
Puedo copiarte?
ResponderEliminarBrutal y divino.
Y ya te aplaudo desde antes.
Beso.
Muy logrado.
ResponderEliminarSaludos.
Real como la vida misma...aunque muy triste.
ResponderEliminarUn besico asalmonado?
Mavi
Sí, Toro, qué triste.
ResponderEliminarPobrecines.
Un beso.
Prefiero darme un tiro en la cabeza...
ResponderEliminarTan cierto y tan triste,abrazo.
ResponderEliminarAsí vamos..
ResponderEliminarUn gran poema, Toro.
Besos.
Pobrecillo...Besos***
ResponderEliminarConfusión y desbarajuste!!!
ResponderEliminarLo triste es que siempre en silencio y sin saberlo,
así llega el temible alzheimer.
La memoria y el brillo se van desvaneciendo
y ellos comienzan a caerse a pedazos, de alguna manera.
Terrible enfermedad y hermoso poema.
Besos.
Qué triste debe ser no reconocer a tus seres queridos.
ResponderEliminarBesos
Qué ocurrente eres.
ResponderEliminarlos dos extremos de la vida...que ironía....bso grande poeta!!!
ResponderEliminarUno no puede, ni demenciarse tranquilo.
ResponderEliminarSaludos.
Buenas noches, Xavi TORO SALVAJE:
ResponderEliminarComentario N.º 23
Qué dura es la vida para muchas personas. Cuántos niños lo pasan mal, mayores que necesitan cuidados y no los tienen, padres que no pueden disfrutar de sus hijos…
Duele tu poema de hoy.
Abrazos
Tan real y tan bruta. Y tan dicho así, como si nada...
ResponderEliminarGran poema, Xavi, enhorabuena.
tremendo el cuadro!
ResponderEliminarY me has hecho buscar palabra...
Lo que nos enriquece!
Po dura que parezca la escena, desgraciadamente se da.
ResponderEliminarMuy buena entrada, aunque eriza el vello al leerla.
Parece que la palabra abuelo viene pegadita a los olvidos. Me estremece pensar en eso.
ResponderEliminarUn abrazo Toro
Duro, real... Otro gran poema.
ResponderEliminarGracias por tanto.
Besos.
Me asome por donde me asome al poema, la estampa estimula sentires, Toro. Los versos llegan y la opinión se abre paso inevitablemente.
ResponderEliminar
EliminarEn todo caso, creo que la desesperanza pertenece a este mundo de aquí. En el de ellos, apenas instantes de consciencia. Mejor así.
La tristeza cotidiana de muchos.
ResponderEliminarDe la que ni él mismo sabe ya sus recuerdos...
Contundente poema.
Te beso, Toro.
¡Qué bueno eres!
ResponderEliminarAbrazote utópico, Irma.-
Afilado y certero, triste relato de una cruda realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Retrato fiel da triste realidade....
ResponderEliminarBuen finde, amigo mio, besos
Me da miedo la desmemoria...
ResponderEliminarBesosssss
ganas de llorar...
ResponderEliminarNo me extrañaría que el abuelo llame a Justiniano para que se encargue de los niños jajaja.
ResponderEliminarEl humor puede rescatarnos de lugares oscuros.
Besos Toritolindo.
Buen poema Xavi.
ResponderEliminarVuelvo aquí para saludarte y desearte buen finde.
Besos.
Desgraciadamente eso sucede con demasiada frecuencia, yo me voy librando por ahora... :(
ResponderEliminarSalud
Se abusa de los abuelos hoy en día. El abuelo debería estar paseando, jugando a la petanca o al dominó, por decir algo. Deberíamos ser los padres los que cuidemos y eduquemos a los hijos, para no convertirlos en salmones ahumados. Cuando no queda otra se hace encantado, pero muchas veces no es así.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Y pa' saber cómo nos tocará....? =(((
ResponderEliminarTriste, real y muy bueno, como siempre.
Besos
Y entre el humo te encuentro, y me encantas…
ResponderEliminarBsoss, querido poeta, y muy feliz finde!
Da mucho miedo. Usas a un niño, mirada inocente, sobre la tragedia del humo. Muy bueno
ResponderEliminarUn beso
Triste.
ResponderEliminarLa vida misma. Cada cual a lo suyo por necesidad o comodidad.
Cada uno en el mundo donde sobrevive.
Bss.
que triste vida llevamos...
ResponderEliminarNada más que decir
un beso