Los peleones clientes del bar donde Justiniano
estrelló un cenicero en la pantalla de televisión
el señor gordo que huyó de los abrazos de Justiniano
los viejos insociables y sus bastonazos
las terribles ancianas del metro
los espías disfrazados de sacerdotes
los malvados empleados de correos
el primo de Justiniano operado del riñón
y el pesado de su médico
los vecinos dormilones
los preocupantes empleados del banco
los familiares de Justiniano hinchas del Madrid
los hooligans del Chelsea
el policía que se quedó sin gorra
los conductores de los vehículos accidentados
los temerarios dependientes de la farmacia
el jefe de las oficinas municipales
donde Justiniano gestionaba las colas
el policía que llevaba a lomos a Justiniano
los que socorrieron a Justiniano en la playa
la panadera y la asustadiza de su madre
el médico que huyó por los pasillos
los vecinos a los que arrojó migas de pan mojado
los clientes chivatos del bar
las señoritas a las que Justiniano salvó la vida en la arena
los espectadores parlanchines del cine
la mujer que bailó con Justiniano en la Plaza Cataluña
el matrimonio extranjero que recibió masajes en la playa
el profesor de Cortesía y Buenas Maneras
y los aterrorizados compañeros de clase
las mujeres desagradecidas del gimnasio
los chinos antiflamenco del restaurante del Soho
y la bellísima china del cutis de porcelana
Fátima, la pesada bloguera del hospital
la entrañable abuelita de la silla de ruedas
y su hijo el de las malas pulgas
el instructor de natación y los cursillistas maniatados
el abogado canalla del aburrimiento temerario
el propietario atropellado del concesionario de coches
los familiares de los difuntos inesperadamente negros
el doctor Gandul Cojo
la viuda que no quería bailar la Conga y el resto de apenados
los niños aterrorizados por el truco del conejo con patatas
y sus poco comprensivos familiares
los nuevos vecinos a los que no les gusta el gato hervido
los jugadores de ajedrez del parque
el policía que presuntamente se autolesionó la ceja
los fanáticos hinchas de Estudiantes de la Plata
el bueno de Justiniano
y un alucinado Toro Salvaje
brindan con cariño por todos vosotros
os agradecen vuestra maravillosa compañía
y os desean unas muy felices fiestas.