Este es un mundo insolidario.
Un mundo de gente vegetal.
Un mundo de bichos desagradecidos.
Un mundo de gente que no valora lo que tiene.
Se mueren los humanos a diario y nada...
No se hacen homenajes públicos.
Nadie dice nada.
Es como si esas personas no hubieran existido.
Deberían empezar los telenoticiarios
con las fotos y los nombres
de todos los muertos de cada día.
Unos intensos y emotivos minutos de cadáveres recientes.
Y la gente en las casas se pondría de pie.
Y guardarían unos minutos de respetuoso silencio.
Y cuando acabara el silencio fúnebre
se lanzarían sobre la comida como bestias salvajes.
Y gruñendo, y tragando casi sin masticar, devorarían todo.
Y luego saldrían medio desnudos a las calles aburridas
y celebrarían con entusiasmo frenético que están muy vivos.
Y retozarían como animales en celo por las calles ahora festivas.
Y se morderían, y se lamerían, y sus pieles de lagarto por fin relucirían.