Doce de la noche.
Se está fresco
en este local oscuro.
Acabo mi copa.
Salgo.
Voy a la puerta.
De repente: La Luz.
Una princesa de cuento
acaba de iluminar
todas las negruras del día.
Busco palabras.
Busco un poema seductor.
Busco un hechizo.
Nada de nada.
Parálisis total.
Soy víctima de un encantamiento.
La princesa de cuento me mira y sonríe.
La dejo pasar.
Qué poco se imagina
que si tuviera un corcel blanco
de alas mágicas y majestuosas
ahora mismo la raptaría
y volaríamos al castillo del tiempo feliz.
Desde el lado oscuro de otra dimensión completamente distinta
ResponderEliminarSuena bonito
Claro, eran la doce de la noche, la hora de los hechizos
ResponderEliminarBesitossss
La timidez nos juega malas pasadas.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Un beso.
No siempre se tienen los medios necesarios para ese acto de cambiar la vida de alguien.
ResponderEliminarLas doce de la noche, es un momento mágico, delicado para algunas cosas.
Saludos.
Eses el mago de las palabras. Ahí tienes el corcel.
ResponderEliminarBesos
Se ela conhecer os teus poemas se renderá apaixonada como tu.
ResponderEliminarBeso, buen finde,
Se feliz.
ResponderEliminarBesos para el chico más guapo de Cataluña!
Qué belleza!
ResponderEliminarBesos
Te ha sonreído, creo que no habrías necesitado corcel, ni rapto.
ResponderEliminarBesos***