LAS MALDITAS PERSEIDAS

Me he levantado pronto
para ver las Perseidas.
Las malditas Perseidas.
Ni una he visto.
O estaban borrachas por ahí
o se han quedado durmiendo
en sus galaxias
o están encarceladas
por haber robado algún cometa.
Sólo he visto
un cielo negro
calenturiento y bochornoso.
Un cielo negro podrido de calor.
Un cielo negro preñado de nubes sucias.
Un cielo negro
que es la vergüenza del universo.
Suerte que luego vendrá el sol
Y se comerá ese cielo sucio.
Y se comerá también
a las malditas Perseidas
-eso suponiendo
que esas malditas
estrellas embaucadoras
hayan aparecido este año-.
Y por ser de justicia
y por si acaso no han venido
y en base a la autoridad
que yo mismo me otorgo
ordeno ahora mismo
que las malditas Perseidas
se queden castigadas en casa
sin brillar nada
durante todo un año.
Y en cuanto
a este cielo desequilibrado
timador y caradura
si quiere ser perdonado
tendrá que copiar mil veces
en nubes de algodón
"no volveré a tapar las Perseidas
al genial y maravilloso Toro Salvaje".