Una de mis abuelas
era bajita y arrugada
y jugaba como una tarada
con la dentadura postiza
y cada domingo
sacaba de no sé donde
unos caramelos sudados
con los que pretendía comprarme
tenía la lengua afilada
y desbordaba maldad
cada vez que abría la boca
entre ella y mi abuelo
al cual no conocí
hicieron cuatro monstruos
uno de ellos fue mi padre
de los otros tres me libré
pero de mi padre no
y de ahí lo de la jodida infancia
que te persigue toda la vida
y pasan los días
y pasan los años
pero los monstruos siguen ahí
aunque ya los hayan enterrado
viven en cualquier sueño
caminan por mis recuerdos
habitan las oscuras cuevas
de mi estremecida memoria
y a veces incluso
se apoderan de los vivos
que llevan su sangre
y los convierten en espejos
de todas sus monstruosidades
y no hay corazas suficientes
para protegerse de tanta maldad.
Me dejas sin palabras ,
ResponderEliminarno se si es bueno recordarlos
aunque se que lanzarlos al aire es sacar lastre
duele ( seguro que te duele)
Un abrazo
Contigo no podrán esos monstruos, estoy segura. Besos.
ResponderEliminarVaya¡ cada cual tenemos lo nuestro, no te creas...
ResponderEliminarToro: creo que eres lo suficientemente inteligente, como para apartar de tu mente, a esas personas que te hicieron tanto mal.
Yo, también tuve una abuela muy mala, se llamaba Ciriaca, como la bruja de los cuentos.
lo que pasa, es que era de verdad, la muy brujarra
Bss y no sueñes con ellos, vive tu vida
Se me olvidaba: felices reyes¡¡¡ ya se acaban las fiestas...yupi¡¡¡
ResponderEliminarNo puedo decir nada.Nada.
ResponderEliminar"los vivos que llevan su sangre" no son ellos!
ResponderEliminarlos monstruos están enterrados y si se acercan a molestar en sueños habrá que aprender a jugar con ellos un rato... y luego, a despertar cuanto antes... a la vida!!
cariños,
Un abrazo.
ResponderEliminarEl más grande que pueda existir.
Cuando visitamos las heridas en el templo de la memoria, vemos que hay algunas que no terminan de cerrar, al perdonar* y perdonarnos* las heridas interiores sanan.
ResponderEliminarEs un trabajo diario, pero no imposible.
Hay que confiar en nuestra voz interior más profunda, ella nos guiará hacia los lugares que debemos visitar llevando con nosotros la luz benigna del alma esperanzados en el el proceso.
Tendremos que volver al exilio de la herida tantas veces como sea necesario, hasta que algún día sanen por completo.
Besos Toritoquerido.
Que los Magos de Oriente te llenen de amorosos regalos!
Pero los toros bravos e inteligentes (no listos, inteligentes y honestos, que es distinto) llegará un día que lo olvidarán, del todo.
ResponderEliminarToro, todo lo bueno que tienes dentro, que es muchísimo, con la ayuda de Dios, vencerá.
Un beso grande, Toro.
Te deseo un día dulce, que mires tu día con ojos de niño, sin recuerdos malos, con ilusión, que renueves la ilusión que está dentro de ti. Para mí ha sido muy bonito descubrir tus poemas; aunque te haya parecido lo contrario, es cierto.
Feliz noche y día de Reyes, con los ojos de una niña.
Pobrecito Toro, animalito.
ResponderEliminarBesos.
WOW, HAS HECHO UN RETRATO MUY MONSTRUOSO PERO GENIAL
ResponderEliminarABRAZOS
CARLOS
Lo siento mucho Toro, de verdad, tiene que ser terrible y yo no te voy a dar ningún consejo, primero porque es tremendamente fácil darlos y segundo porque normalmente joden (al menos a mí).
ResponderEliminarMe limitaré tan sólo a desear que ojalá algún día puedas, si no desprenderte de ello porque me imagino que debe ser imposible, al menos mirar al pasado sin tanto dolor.
Besossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
Dejo aquí un enorme abrazo para ti.
ResponderEliminarA los niños habria que dejarlos tranquilos ya de un avez y que disfruten de su noche de reyes , Toro.
ResponderEliminarPor favor aplícate el cuento. Un beso.
Es difícil superar esos tragos, pero hay que intentarlo, ya que de lo contrario vive uno amargado el resto de su vida.
ResponderEliminarAbrazo TORO.
Alguna vez me he encontrado con caramelos chupaos, pero lo de sudaos ya es para nota. Supongo que los llevaría en el refajo. Qué pena tener una abuela así, con lo buenas que son las abuelas que ejercen de abuelas.
ResponderEliminarSaludos.
Tanto cuidarte el anonimato y vas sueltas que eres uno de los Adams... jodio que eres, eh? Luego no te quejes cuando consigan hasta tu número de teléfono. Advertido quedas!
ResponderEliminarBesos.
¿Solo ciento cincuenta ataúdes?
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ResponderEliminarEsos monstruos son los que más duelen... los más difíciles de superar y dejar atrás... porque lo que se espera de la propia familia es protección, apoyo... amor... especialmente cuando se es niño...
No hay fórmulas mágicas, ni fáciles... pero poner palabras a ese dolor... puede ser un pequeño pasito, uno más para poder 'aprehenderlo' de alguna manera, llegar a tener control sobre él... no al revés... y poder así llegar algún día a superarlo y dejarlo atrás...
'Adriana A.' lo ha expresado/abordado muy acertada/certeramente... quédate con sus palabras (con las de todos los que te dan su comprensión, apoyo y cariño) a cambio de las que, dolorosamente, has hecho hoy poema... y, poco a poco, día a día...
Beso... y hoy, especialmente, un fuerte y cálido abrazo para tu niño interior... para ti...
ResponderEliminarVamos... quiero pensar que esto sea literatura ...
Un beso nada literario
Ay ... ¿ Toro ? ...
ResponderEliminarSi, esos monstruos que todos hemos tenido alguna vez, son muy peligrosos... :(
ResponderEliminarSalud
Es lo que tiene¡ la familia viene en el lote sin buscarla.
ResponderEliminarbesitos de caramelo (sin sudar)
muakcsss
Mavi
Ese grito de dolor, que me ha impresionado, espero te haya servido de terapia, y puedas respirar con un poco de calma y serenidad. Terrible, terrible.
ResponderEliminarNo puedo decirte más Xavi.
Besos y un abrazo inmenso y bien cálido.
Que los Reyes Magos te traigan el cariño necesario para vencer esas sombras.
ResponderEliminarUn abrazo con todo mi cariño para Xavi-niño y para ti.
Los quiero.
Un beso...
Los recuerdos
ResponderEliminaresa manzana que llevan los monstruos,
golpea los cimientos de la memoria.
sin dejarnos dormir.
Mi beso.
Y seguimos con la herida rasgada
ResponderEliminarcon la navaja de los evocaciones
que nos apuñala una y otra vez
y deseamos escapar
de ese vientre oscuro
que no nos dio la vida
sino la muerte en vida
pero al final debemos
entender que ya no estamos
bajo su poder.
Besos Toro Salvaje
Lo mejor es no recordar y más si los recuerdos traen monstruos.
ResponderEliminarTe diré que cuando se es niño todos nos parecen monstruos.
Saludos Querido Xavi.
Me moriría si mis nietos me recordaran así...
ResponderEliminarAy dios... no es el primer post donde aparece tu padre...
ResponderEliminarLas heridas o se cierran o se infectan, no hay otra.
Perdónale, puede que él no lo merezca pero creo sinceramente que tú sí.
A veces (y sólo a veces) la maldad no es más que ignorancia. Una coraza más, en realidad. A veces, lo que sobran son corazas.
Pero bueno, no hay más ignorante que yo, así que no me hagas mucho caso.
Un fuerte abrazo.
Hola Toro. Realmente algunas abuelas son así de malvadas. A mí me tocó una abuela bondadosa y otra malvada. La bondadosa era la madre de mi madre. La mala la de mi padre.
ResponderEliminarA mi abuelo el padre de mi madre no lo conocí, lo hicieron desaparecer los falangistas cuando mi madre aun no había nacido, tenía 6 meses en la barriga de mi abuela la bondadosa.
Y mi abuela malvada cuando se murió mi madre como no nos quería nos llevo a mí con 4 años y a mi hermano con 5 a un orfanato. Mi padre fue otra victima de su madre malvada. Aun hoy día aparece en mis sueños. Qué lo vamos hacer, te joden la vida y a demás se enganchan a ella para seguir jodiendote durante tu existencia.
Ánimo y que ese padre no te amargue, o le perdonas o le das esquinazo y punto.
Saludos, abrazos y besos. Qué tengas un buen día.
Para suavizar un dolor cabrían dos posibilidades.
ResponderEliminarUna es el olvido, el encierro de las parcelas negras que nos afectan de forma nociva.
La otra podría ser, tanto como perdonar, comprender. Es difícil, lo sé ; difícil cuando se ha sufrido debido a unas limitaciones*? posiblemente involuntarias, Toro. Pero has hablado de sangre y en ella va la genética. Lo que él, ellos, heredaron debería en cierto modo eximirles de algún grado de responsabilidad . Quizás por ahí vaya un mecanismo que si bien no rehabilite el daño, al menos acerque una dispensa que alivie.
Con cariño
Juncal.
Yo te defiendo :)
ResponderEliminarporque te quiero :)
un montón
Buenos días, TORO SALVAJE:
ResponderEliminarComentario N.º 34
El poema es de los duros. Una desgracia los abuelos que no disfrutan de los nietos. Y los que no quieren, ellos se lo pierden pues cada niño es la felicidad.
“...y pasan los días
y pasan los años”
En la vida, en ocasiones, hay que cortar por lo sano.
Feliz Año 2015, y sucesivos.
Besos.
P.D.: Dejo un enlace con la canción ‘el reloj’ por Bambino.
Mi querido Toro todos tenemos ovejas negras en la familia, que dejan su huela eterna, pero hay que dejar pasar su esencia y mirar hacia otro lado que brille más y mejor.
ResponderEliminarBesos
Un abrazo y un beso para combatir el "miedo" que producen los monstruos en los niños.
ResponderEliminarHabito con esos fantasmas. Pero ya no les temo.
ResponderEliminarMás besos.
Incluso cuando crees que los has superado, aparecen, inoportunamente, para darte un gélido abrazo.
ResponderEliminarBss
tremebundo poema. tendré q visitarte más a menudo. saludos
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