LA JAULA DE LAS LOCAS

Para matar el aburrimiento
esta tarde he ido
al desván de los recuerdos
y he estado buscando novias.
Están todas revueltas
y continúan hablando sin parar
y los recuerdos protestan
muy enfadados y alborotados.
Tienen todas los nombres cambiados.
Y también las caras.
Se han intercambiado
la ropa
los pechos
las bocas
las estaturas
y los peinados.
Y ya no conozco a ninguna.
Las flacas están rellenas.
Y las rellenas parecen anchoas arrugadas.
Las tímidas gritan como posesas.
Y las atrevidas tienen la lengua gastada.
Las enamoradizas están avinagradas.
Y las de mal carácter ahora lo tienen peor.
Las que bailaban conmigo
se han colado
en recuerdos de ir al cine.
Las que venían al baloncesto
ahora bailan lentos todas las tardes.
Las que querían pasear
ahora intentan darme patadas.
Las que me invitaban a su casa
cuando sus padres se iban
ahora me dan portazos en las narices.
Las que me esperaban
a la salida del trabajo
ahora me despedirían si pudieran.
Las que no me esperaban
ahora me ahorcarían si pudieran.
Las que estaban casadas 
ahora están divorciadas.
Y las solteras 
ahora son madres aburridas.
Las sexualmente voraces
ya no tienen dientes.
Y las otras mejor no preguntar.
Las formales van medio desnudas.
Las que no lo eran van desnudas del todo.
Las que eran mayores que yo
ahora son brujas peligrosas.
Las otras también.
Las que me querían de verdad
ahora no quieren ni verme.
Las otras tampoco.
He intentado razonar con ellas
pero en eso no ha cambiado nada
y han empezado a recriminarme
mil quejas interminables.
sobre mi comportamiento inadmisible
o sea que he desistido al momento.
Y cuando se han despistado
he ido retrocediendo sigilosamente
hacia la realidad del ahora
y de un portazo he cerrado la memoria
y me he jurado a mí mismo
no volver nunca más a esa jaula de locas.