Se despereza la mañana
atrapada entre dos instantes.
Me mira y susurra tu nombre.
Retrocedo con el corazón.
Destellos de tiempo
que todavía me iluminan.
Suspiro.
Abro la ventana
y contemplo el presente.
He de irme.
Te beso con mis labios nostálgicos
y te guardo en el cofre de los recuerdos.
Yo sí que puedo comentar eh...
ResponderEliminarJe.
qué imágenes más emotivas y representativas de un corazón a la defensiva
ResponderEliminarme gustó, deja ideas revoloteando por el aire
muak
Y sobre los instantes
ResponderEliminarQue pasan de continuo
Voy salvando el presente,
Eternidad en vilo.
Jorge Guillén
Solo tú puedes comentar ¿no?
Pues no ...
Je.
Un poema precioso.
Es precioso, eres tierno...
ResponderEliminarMuchos besos, Toro.
Leí y me llené de tristeza, por aquello del cofre.
ResponderEliminarGuárdalo bien.
Bss.
Destellos eternos.
ResponderEliminarBesos, Toro
La memoria tiene esos destellos de recuerdos... la nostalgia viaja en ellos y nos arranca del presente para volver a pasar por el corazón lo recordado...
ResponderEliminarAbrazo.
Me cuentas como retrocede un corazón? Bueno no, si en realidad ya lo sé. Es que duele pensarlo. A lo que nos obligamos!
ResponderEliminarMientras ese cofre exista estás salvado.
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