Se despierta
la realidad inquieta
mirando por la ventana negra.
El invierno putrefacto
anuncia la primavera muerta.
Esto no son días.
Esto no es digno.
Esto es una condena camuflada.
Vivimos en un vertedero
de virus, bacterias y contaminación.
El polen es un sicario.
Las alergias cantan y bailan.
Los huesos están cansados.
La sangre agoniza.
Los análisis nos acusan
con su dedo autista y devastador.
Pastillas y más pastillas.
Necesitamos pastillas más que aire.
Cadáveres reanimados
caminando por el tiempo
entre achaques, pesares y suplicios.
No nos dejarán morir.
No.
Intentarán que vivamos más años.
Muchos más.
Aunque chille la vida.
Aunque arrastremos el cuerpo.
Aunque lloren las articulaciones.
Da igual.
Somos ratas para experimentos.
Somos beneficios del dolor.
Somos dinero en sus bolsillos.
Las farmacéuticas se frotan las manos.