Mi melancolía
es una gran boxeadora
que no conoce la derrota.
Día tras día
me golpea sin piedad
con precisión devastadora.
Esté donde esté
haga lo que haga
vaya donde vaya
allí está ella esperándome
luciendo victoriosa
una sonrisa fascinante
de antiguos hermosos tiempos.
No tengo ninguna posibilidad.
Ella me busca.
Ella me encuentra.
Ella se abalanza.
Ella me noquea, me rompe y me aplasta.
Me gusta, aún en su tristeza.
ResponderEliminarBesos 💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘💋😘
A que voy y la agarro de la coleta
ResponderEliminarTe entiendo, yo no sé definir lo que es lo mío, pero también me noquea. Siempre fuiste un adelantado a todo y sigue sorprendiéndome como de vez en cuando algo que antes leía "de lejos" ahora me identifico con ello.
Besitos hechicero guapo
Es difícil esquivar a la melancolía cuando ésta se empecina con alguien, pero yo te veo como un gran boxeador de la vida.
ResponderEliminarEl poema es muy bueno.
un beso.
Es el equipaje que llevas!!! Y si vayas donde vayas allá estará. Besos melancólicos
ResponderEliminarLa niña que fui , quiere seguir siendo niña!!! Desgraciadamente la nada está aquí. Besos
ResponderEliminarNo matemos nunca al niño que fuimos, estaríamos perdidos, como toda esa pléyade de elementos que vemos a nuestro alrededor, como gente muy responsable, seria y muerta.
ResponderEliminarSaludos.
Besos.
ResponderEliminarYa somos dos,Toro.Llevo toda la vida luchando contra ella,pero en el fondo también la llamo a veces.
ResponderEliminarLa melancolía te tiene arrinconado pero he visto que a veces te zafas un poco de ella y le das esquinazo. Aunque el problema es que le dejas muchos espacios para que golpee. Cubre tu flanco izquierdo, ahora el derecho, cúbrete otra vez, pégale un derechazo ahora, retrocede... no tires la toalla. Aún quedan combates por delante. Que gane por puntos pero no te rindas.
ResponderEliminarEs como el bosque que no deja ver los árboles.
ResponderEliminarUn beso
Y ni te digo si viene con su prima Soledad.
ResponderEliminarEs como dices. No tiene piedad ni afloja.
Bss.
algún modo de evitarla?
ResponderEliminaro luchar contra ella?
debe haber
saludos
Tú eres más que ella y siempre podrás salir victorioso. Además, nos tienes contigo y juntos hacemos una fuerza invencible.
ResponderEliminarBesos.
Puño de hierro contra la melancolía, no es humana y has de salvar al niño que llevas dentro.
ResponderEliminarUn besazo.
Cuando encuentres el remedio...
ResponderEliminarPara achicar a mi melancolía, trato de llenarme de canciones, lunas y soles
Misterios y brujas
Abrazos imaginarios y esos besos
Infusiones de naturaleza y la compañía del cóndor
A veces da resultado
A veces nada que también me aplasta
Abrazos
Muchos de tus poemas no existirían sin ella.
ResponderEliminarPor ver algo bueno a este asunto melancólico.
Yo creo que cualquiera que viva y tenga un mínimo de sensibilidad recibe sus puñetazos.
Besos!!
Pues no sé si será la misma boxeadora o una que luzca calzón del mismo color, pero a mí me ocurre lo mismo, y también la mía me vence por knock out en el primer asalto. No veas cómo me ha roto la ceja esta noche.
ResponderEliminarUn beso, niño-Torito.
Más bien creo, que se enfrente a un valiente que la reta. Esa boxeadora suele ser muy creída, pero no siempre vence y tú no serás de los que te dejes vencer!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Beautiful blog
ResponderEliminarBeautiful blog
ResponderEliminarBeautiful blog
ResponderEliminarJa ho du la sensibilitat i és molt complicat fugir-ne... tot i que de vegades ens acompanya...
ResponderEliminarPetonets, Xavi.
A mi también me has noqueado, sobre todo con ese niño que llora...😞
ResponderEliminarBesos***
A lo mejor ahora que está confiada sea un buen momento para que le sacudas un buen gancho.
ResponderEliminarSaludos.
Alguna estrategia se te ocurrirá.
ResponderEliminarEl niño no se esperaba tanto cambio :(
Besos.
Y sí, lo es. La melancolía cuando nos elige nunca se olvida de visitarnos.
ResponderEliminarAbrazos poeta.
Hazte amiga de ella.
ResponderEliminarNada entendo de boxe, portanto sugiro que lhe faças uma rasteira ....
ResponderEliminarBesos
La melancolía, en otoño, se crece. Es así, Toro.
ResponderEliminarUn beso
👊👊👊 la echo!
ResponderEliminarPor acá hubo un boxedor llamado Nicolino Locche al que le decían "el intocable". Tenía unos reflejos y una habilidad muy audaz para esquivar los golpes, pero a la vez pegaba pequeñas trompadas casi al pasar. Su defecto era que no tenía tanta fuerza, pero ponía muy nervioso a los rivales el tirar guantazos al aire y recibir algo a la pasada.
ResponderEliminarAsí es MI melancolía.
Abrazos