Bailan las ranas alegres
en una charca que no existe.
Qué risa nos da a los que no estamos.
Todos los muertos
de nuestras familias
nos miran con ojos de no ver nada.
Qué extraño es todo en este lugar oscuro.
Me ha parecido ver asomarse a un demonio
por una ventana que aparece y desaparece.
Le pregunto si hay demonios a un ángel encadenado.
Me mira y me dice: los demonios no existen.
Y entonces se ríe
y se arranca las cadenas
y empieza a bailar con las ranas.
Y la ventana ahora está todo el rato.
Y tras ella miran los familiares del ángel loco.
Y sus caras aparecen y desaparecen.
Y ahora el ángel es una rana gorda.
Y las ranas son angelitos con cara de demonio.
Y yo pregunto pero los muertos no responden.
Y finalmente me callo y empiezo a bailar...
Bailo con una mujer de piel muy blanca.
Dice que murió hace siglos.
De repente le nacen alas grandes y negras.
No sé qué decir.
No sé qué pensar.
Algo sí que sé con absoluta certeza:
Nadie puede desentrañar los misterios del inframundo.