En el páramo de la noche
cuando duermo indefenso
vienen a verme
todos los que ya no son.
Fantasmas del tiempo.
Espíritus de otras vidas.
Muertos que aún no descansan.
Y me hablan.
Y me preguntan cosas.
Y me explican imposibles.
Y antes de despertarme
cuando se agrieta la frontera
de los universos que nos separan
siempre, siempre, siempre se escapan.
Y menos mal!
ResponderEliminarBesitossssss
Los muertos son caprichosos, juegan con nosotros y desaparecen para volver cuando lo tengan a bien.
ResponderEliminarUn beso.
Cruzar ka frontera del páramo?
ResponderEliminarMuy inspiradora la entrada
Se escapan a su reino, que confío que sea mejor que el nuestro.
ResponderEliminarPor vezes também me acontece isso.
ResponderEliminarBesos.
No quieren estar aquí cuando empieza la vorágine diaria.
ResponderEliminarBesos.
Todo lo que pudimos ser. Es la nostalgia de ese tiempo, de creer que podríamos cambiar algo, pero de algún modo perverso o funesto, diría que, si volviéramos atrás, caminaríamos los mismos pasos, porque no todo se trata de elecciones, más bien de quienes somos. Y eso si que es imperturbable.
ResponderEliminarBesos.
¡Ahhh, esos traviesos fantasmas!
ResponderEliminarBesitos.