Anochece.
Las calles
que van al mar
están casi vacías.
Las gaviotas
buscan chaquetas.
El aire
lleva gabardina.
En las ventanas
de las casas
hay luces amarillas.
El salitre
se acerca
y me saluda.
La brisa me acaricia.
Qué acaramelados
pasean ahora
mi corazón y mi sonrisa.
Qué bien te sienta el otoño!
ResponderEliminarViernetes!
Besitosssssss
Jajajaj, se te ve en la gloria. Yo helándome ya, no me apetece nada que empiece el condenado frio.
ResponderEliminar:)
ResponderEliminarMe alegro infinito. Tienes una sonrisa contagiosa.
Besos