Esta madrugada
han venido a verme
desde el mundo de los muertos
el señor Miguel y su querida urraca.
Hacía muchos años que no me acordaba de ellos.
Y hoy han aparecido.
Misterios de mi cabeza a la que jamás entenderé.
El señor Miguel vivía cerca de mi casa
cuando yo era un niño pequeñísimo que de todo se asombraba.
No trabajaba.
Siempre estaba ahí.
El señor Miguel se sentaba en la calle.
En una silla plegable de nylon y con él su amaestrada urraca.
Parecían una pareja de corazones enamorados.
Él la besaba, le hablaba y la acariciaba con mucho cariño.
El señor Miguel tenía una casa con jardín
pero él se sentaba siempre en la calle
sospecho que para estar lo más lejos posible de su familia.
La familia le salió mal.
Su mujer: una bestia gigantesca
fue mutando y mutando
hasta convertirse en una temible Godzilla.
El señor Miguel era bajito y muy delgado.
Una pareja cómica si no fuera por lo trágico.
Tuvieron seis o siete hijos: ninguno les dio alegrías.
La delincuencia y la prostitución fueron sus destinos finales.
Cuando estoy triste
y necesito
el cobijo de la memoria
voy en bicicleta por mi barrio.
Y paso por esa calle.
Y recuerdo perfectamente
el sitio donde se sentaban el señor Miguel
y su verdadera pareja: la preciosa y enamoradísima urraca.
También oigo el eco de los berridos de su mujer
que salían del interior de la casa oscura y misteriosa
Y veo a sus hijos peligrosos
entrando y saliendo de esa casa que jamás pisé.
Murió Godzilla.
Murió el señor Miguel.
Murió la urraca.
Algunos de los hijos también murieron.
Si hay otro mundo más justo
imagino al señor Miguel acariciando a la urraca
y rezando para que no aparezca en la eternidad nadie de su familia.
Con tu recuerdo nos remontas a nosotros a otros tiempos que también están en estas cabecitas imcomprensibles
ResponderEliminarBesitossssss
Me gustó tu relato y vivencias.
ResponderEliminarBesos para el chico más guapo de Cataluña!
Me sumo. Que les dejen en paz.
ResponderEliminarInmenso poema.
Bss.
Me evocas mi infancia. Semeja un cuento lo que cuentas.
ResponderEliminarMe encantó.
Yo tuve una tía abuela que tenía un loro, el tío Lorenzo se llamaba, y pasaban el día de conversación. Mi tía abuela era mandona y malísima. Lorenzo murió hace tres años.
Un beso.