Sentado en la mesa del bar
con las manos temblorosas
va tragando whiskys sin parar
porque no puede dejar de oír
la inexplicable frase
que se ha instalado en su vida:
"Apalear monjes en el Himalaya"
y van pasando los días
van pasando semanas y meses
y la frase está clavada en su lengua
está dibujada en su cerebro
está vigente a todas horas
en su aterrada memoria
respira la frase despierto y dormido
no hay pausa en la tortura
"Apalear monjes en el Himalaya"
"Apalear monjes en el Himalaya"
"Apalear monjes en el Himalaya"
"Apalear monjes en el Himalaya"
"Apalear monjes en el Himalaya"
y ya no puede más con ella
no puede vivir así
con esa angustia y con esa agonía
con esa desesperación
que le carcome toda su existencia
por lo que finalmente
decide comprar el pasaje de avión
y colocar el bate en la maleta.