PONGAMOS QUE SE LLAMA JUAN

Pongamos que se llama Juan
el energúmeno que cada mañana
grita más que habla
con otros engendros
en el vestuario de la piscina
produciéndome un dolor de cabeza
de magnitud terrorífica
pongamos que un día está solo
y que me acerco sigilosamente
y de un hachazo le corto la cabeza
y la empaqueto en una bolsa del Carrefour
y se la llevo a su mujer
y cuando ella abre la bolsa
empieza a gritar de alegría
y apartamos los muebles del comedor
y empezamos a chutar la cabeza
al mejor de cinco goles
y luego se despiertan
los hijos del balón humano
y cuando ven la cabeza paterna
empiezan a chutarla también
y organizamos un partidillo
la madre y yo
contra los dos huérfanos risueños
y después de una hora
bajamos todos al bar
y pedimos hamburguesas y patatas fritas
y nos reímos
y nos abrazamos
y nos emocionamos
y luego brindamos por tanta y tanta felicidad.