CONCIERTO DE CLARINETE

Oigo sonar una melodía
por llamarla
de algún modo
que me está volviendo loco.
No sé quien la toca.
Abro la ventana.
Nadie toca en la calle.
Tampoco ningún vecino.
El sonido retumba
feo y monstruoso
como si alguien
tocara el clarinete
con muy mala idea
dentro de mi cabeza.
Son notas muy agudas.
Chirrían a propósito.
Son desagradables
y también muy estridentes.
Cada vez suenan peor.
Cada vez suenan más alto.
Parece una mezcla
de reggaeton perruno
rap de pandilleros killers
y varias marchas fúnebres
todo revuelto y sonando a la vez.
De repente
lo comprendo todo.
No he alimentado
mi cerebro
con paracetamol
desde hace varios días.
Ni tan sólo
le he dado una triste aspirina.
Está claro.
Hay una huelga rabiosa
de neuronas yonquis.
Neuronas vengativas
y medio gamberras
que con su maldito concierto
están consiguiendo cabrearme.