CALEIDOSCOPOEMAS 5

Bendita lluvia helada
que limpias las ciudades
y escondes a las personas.
De charco en charco
viajo con la memoria
a los años de las ilusiones.
Allí están todos vivos.
Van a las bodas.
Y a las comuniones.
Yo soy un proyecto de adolescente
que deambula por los días
chutando balones y encestando canastas.
De vez en cuando también era místico
y me hacía preguntas
que invariablemente no obtenían respuesta.
Fin del recuerdo.
Sigue lloviendo.
Regreso a donde estoy ahora.
Jueves, uno de febrero de 2.018.
Un barrio costero
de una ciudad castigada y golpeada
por no dejarse esclavizar.
Los monstruos están de celebración.
Se frotan las manos.
Ya cuentan el dinero.
No entienden nada.
Qué se puede esperar
de un país que ha tolerado
casi cuatrocientos años de Inquisición.
Nada.
Las preguntas siguen ahí sin contestar.
Tampoco tengo a quién hacérselas.
Esta noche he tenido una pesadilla
sanguijuelas, ratas, gente con toga, fascistas...
Ha sido horrorosa.
Había hogueras donde quemaban gente.
Como en tiempos de la Inquisición.
Pero los que mandaban era gente de ahora.
Y eran jaleados por millones de energúmenos.
Como cuando quemaban a la gente
por orden de la Santa Inquisición.
Quizás me ha influido la serie "La peste".
Sevilla en el siglo XVI.
Hoy no estamos tan lejos.
No parece que hayamos avanzado mucho.
Eso sí, se tortura de otra forma.
Un horror.
Un horror inacabable.
Los monstruos siguen naciendo
en las familias poderosas
generación tras generación
y los colocan en puestos de responsabilidad.
Qué suerte no haber nacido monstruo
y no tener que hacer monstruosidades
para asegurarte el porvenir
quedando bien con los que te pagan el sueldo
como si fueras un perro rabioso y cruel
al que se le echa de comer si ataca cuando se le ordena.