La lluvia
golpea con furia
los cristales
de las ventanas aterradas.
El sol ha muerto.
El luto está de fiesta.
El viento aúlla
con cara de pocos amigos
por las calles frías y desiertas.
En los cementerios
los muertos suspiran
y esperanzados
se abrillantan los huesos.
Después de un año
van a tener algunas visitas.
Han de estar simpáticos y presentables.
Poema sin comentarios.
ResponderEliminarGracias.
Tanto bullicio en los cementerios deja patente la soledad de algunos muertos.
ResponderEliminarUn beso.
A menudo la muerte
ResponderEliminarEncierra dos corazones
En un mismo ataúd