FUGARME DE TODO

Cansancio.
Estoy muy cansado
de convivir con los humanos.
Aún así
viene en mi ayuda
el tiempo compasivo
y me salva
de todas esas fauces
que amenazan con devorarme.
Vuelan los tiempos
alejándome
de todos los reproches
que intentan ahorcarme
y convertirme en su esclavo.
Vuelan los tiempos
y me rescatan
con matemática
y justa misericordia
de todo ese miserable barro.
Y les doy las gracias.
Y los besaría cada día.
Y los besaría cada noche.
Necesito vacíos de nombres y de tiempos.
Necesito un agujero por donde escapar
de tantas bocas egoístas
rebosantes de descalabros.
Yo quiero fugarme de todo 
y empezar de nuevo.
Con otro nombre
y con la mirada inmaculada.
Empezar desde el tiempo de mi primer ancestro
y perpetuarme entre los árboles y el cielo.
Quiero bailar con la luna
y besarla las noches de lluvia
cuando aparezca mojada de latidos y deseos.
Quiero fugarme con las piezas del ajedrez
y aparecer en otro tablero
en la punta más infinita del desconocido universo
y jugar una partida de hielo con la muerte.
Y ganarle.
Y engañarla.
Y matarla.
Y saltar de alegría entre las auroras boreales
y abrazar a los planetas sin dueño
y cantar boleros en las noches eternas
a las estrellas más sensibles del firmamento.
Y quiero despertarme en los brazos
de la niebla estelar
más dulce y amorosa
y que me acaricie las penas
y que me arrulle los sentimientos
y que antes de morirme
y formar parte
de la eternidad del universo
me susurre en el oído
el secreto tan bien guardado
de todas las cosas y de todos los tiempos.