Me gusta la primavera.
Está casi tan loca como yo.
En la playa hay gente
con bermudas y manga corta
y otros con anorak y gorro de invierno en la cabeza.
Y las olas los miran y se ríen.
Deben pensar que somos muy raros.
No paran de reír y reír las simpáticas olas.
Se van turnando.
La primera fila asoma la cabeza
estallando con espumosas carcajadas blancas
cuando ven nuestro inevitable desconcierto
ante un simple y repetitivo cambio de estación.
Luego se van buceando por debajo hasta el final de la cola.
Y esperan pacientemente para volver a reír.
Y así llevan días y días...
En tierra la cosa es más emotiva.
Los árboles ya empiezan a llorar polen.
Son sentimentales.
Se emocionan por cualquier cosa
y enseguida derraman lágrimas de polen
invitándonos a compartir con estornudos todo lo que sienten.
Son majos.
Lo que ocurre es que nos falta empatía con ellos.
Y ahora lo más emocionante.
De repente las casas empiezan a vacíar el invierno
lo arrojan por las ventanas mientras sonríen con entusiasmo
ante lo que se percibe como un renacimiento de la propia vida.
Los bichos salen de las casas y van de paseo a ventilar el alma.
Están blancos.
Un blanco pálido mortuorio.
Han pasado meses recluidos disfrutando gripes y mucosidades.
La verdad es que ahora la mayoría no ganaría un concurso de belleza.
Pero florecerán.
A base de quemaduras solares, botox, cremas y enmascaramientos.
Y en poco tiempo ya no parecerán tan bichos.
Incluso será posible no huir cuando salgan de los edificios.
Claro que para eso se requiere entrenamiento y mucho valor.
Pero doy fe de que es posible.
Ahora mismo he visto a dos bichos muertos andando por la calle.
Y he resistido el impulso de escaparme corriendo y pedir ayuda.
Me he quedado quieto.
Casi sin respirar.
Han pasado a mi lado y uno de los dos ha estado a punto de rozarme.
Ahí mi corazón se ha disparado a casi 160 pulsaciones por minuto.
Pero he mantenido el tipo y con alivio he visto como se alejaban hacia el mar.
Otra cosa es lo que les pasará a las olas cuando los vean.
Quizá se les quitan las ganas de reír y se van con las carcajadas a otra playa.
También hay muchos turistas.
Decían que no iban a venir por el miedo a la situación política.
Ya sabéis... la prensa, radios y televisiones del régimen.
Bueno, pues los turistas en la calle no caben.
Estoy por hacer una propuesta al ayuntamiento
para que sólo permita la llegada de turistas muy delgados.
Quizás así lograríamos que se pudiera pasear por la calle sin agobio alguno.
De momento no me preocupan.
Los que he visto parecen muy educados.
También son bichos de color pálido mortuorio pero es turismo familiar.
De esa gente que se para en los semáforos
y esperan a que se ponga verde para cruzar aunque no venga ningún vehículo.
Qué curioso eh...
Tienen otras costumbres extrañas que los delatan.
Por ejemplo no chillan como demonios enloquecidos en las terrazas.
Hablan muy bajito.
No molestan.
Pero vaya... es turismo familiar... otra cosa son las hordas de hooligans borrachuzos
que asolan las playas como si fueran el caballo de Atila dejando la nada tras su paso.
Cuando llega la Semana Santa me pongo tonto.
Más de lo habitual.
Si pienso en cuando era pequeño me da mucha pena.
Si pienso en cuando era más grande me da mucha pena.
Si pienso en hace unos cuantos años me da mucha pena.
Y si pienso en lo que haré estos días me da mucha pena.
Todo es múltiplo de mucha pena.
O submúltiplo de mucha pena.
Ya no me acuerdo como iba esto...
Qué lío matemático.
Con lo bueno que era en cálculo mental y tuvieron que inventar las calculadoras.
Si es que todo ha venido al revés eh...
Pero bueno, lo llevo con dignidad, entereza y la suficiente enajenación para no venirme abajo.
Es que no va quedando nada de nada eh...
Todo se aleja.
Todo amarillea.
Todo te va arrinconando.
Y busco espacios y milagros y trucos y magias y espejismos y da igual...
Todo acaba llevándome a la debacle.
Y ahí tiro de dignidad y bla bla bla bla....
Yo reconozco que mi vida fue otra cosa hace mucho tiempo.
Ahora esto es lo que queda.
Jugar al gato y al ratón con los años que en el mejor de los casos todavía han de venir.
Y cuando el día se vuelve imposible y la vida me araña el corazón
me voy con mis penas y lamentos a la orilla del mar para consolarme con la risa de las olas.
"Las simpáticas olas no paran de reír y reír".
ResponderEliminarCon todo y que frecuentemente se rompen.
No, Toro.
ResponderEliminarTú estás mucho más loco que la primavera:P
Mañana vuelve el ivierno para ustedes, aquí una eterna primavera.
Besos calimosos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEs el mejor lugar… El que mejor sabe escuchar nuestros pensamientos y el que más paz nos proporciona…
ResponderEliminarBsoss primaverales, mi querido Toro.
Aún te queda la sonrisa de las olas, la fuerza de tu humor, un puñado de principios y la inigualable compañía de tu persona.
ResponderEliminarUn beso.
Eres un auténtico sol de primavera, lo afirmo desde este, aún invierno de lluvia y frío.
EliminarGracias por tus versos de luz que acarician y disipan las tormentas.
El mar... si le escuchas bien hasta nos da la razón... me encanta tu reflexión, amigo Toro.
ResponderEliminarMil besitos para tu tarde.
Hoy estuve también en la playa y me fijé también en lo que cuentas, había gente con bañador y otros con chaquetones. Yo me turné el chaquetón y la camisa, la verdad es que cuando daba el viento hacía fresco, más bien frío y al sol, en una terraza se estaba de maravilla en mangas de camisa. Estuve en una terraza que hay en el mismo borde entre el mar y las ruinas de Baelo Claudia, en Bolonia, un sitio maravilloso que creo que te gustaría. Las olas estaban imponentes, blancas, relucientes y muy risueñas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu poema y me ha encantado lo de múltiplo de mucha pena, aunque el motivo no sea de risa, me ha gustado mucho. Tu facilidad para contar lo que piensas o pasa por tu cabezita es asombrosa.
Bueno, perdona el enrollamiento, pero me apetecía charlar contigo.
Un beso, Toro.
:)
EliminarMuackkkkkkkkkkkkkkkk Carmela!!!
-:)
EliminarRemuackkkkk, jajajaja, sabes cuando vi que salía publicado del tirón y no había opción a que no lo publicaras si no te apetecía, me dije andaaaaa quitó el controlador de comentarios.
Otro beso, Toro.
Vengo a por el baile😆 Besos***
ResponderEliminarNo provoques.... jajjaja
Eliminar
ResponderEliminarMe gusta tu primavera.
Y tu poema.
Y tú.
Incalculablemente.
Beso... infinito.
XL
Aynssssssssssss
EliminarREQUETEMUACKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKKK
EliminarAynssssssssssss... :)
Romance que comienza Que bueno!!!
Eliminaruissssssssss veamos...
ResponderEliminarEntre la primavera, el baile,... tienes/s una alergia tremenda.
Un abrazo
Venga que hoy estamos que lo derrochamos
ResponderEliminarsirviendo dos antiestamínicos dobles con hielo.
urgente.
buenas noches
La primavera es muy bonita pero un poco lianta, promete más de lo que da.
ResponderEliminarSiempre te imagino con el mar delante, será porque de verdad lo tienes delante, ¡qué suertudo eres en eso!
Me ha encantado el poema :))
Besos
Si jaja aquí ya hay gente con cholas y los ñoñitos al aire, da igual si hace frío como es primavera...Yo necesito sol YA que las olivas nos ponemos amarilloverdosas en vez de blancas, así que ya tengo preparado el capirote y el bikini ^^
ResponderEliminarBesitos Torete
Las olas por turnos como los comentarios aquí.
ResponderEliminarEsperamos pacientemente para volver a escribir.
Y así llevamos días y días y años y años ...
Me encanta esa imagen de las olas riendo.
ResponderEliminarEsa primavera me gusta.
Besos
Si la primavera te afecta Torito, lo he visto por tu tono, pero que bah! te falta un poco de accion amigo!! Y una buena cervecita o champagne? Abrazos de alguien que no tiene la mas minima gana de entrar al dique... perdon al invierno!
ResponderEliminarMe siento discriminada, a las bichas nl nos nombras en el poema.
ResponderEliminarBesos Bicho Guapo.
No sale comentario?
ResponderEliminarEl mar lo purifica todo...
ResponderEliminarLa pena es que muchos lo contaminan y no son solo turistas, tenemos que cuidar nuestro planeta Torito, sentirás la misma bronca que yo cuando invaden las playas y dejan basura por doquier.
Besos.
Deberías escribir libros,cariños.
ResponderEliminarLo único aceptable es escuchar el juicio de las olas.
ResponderEliminarEs curioso, he visto esos turistas esperando el cambio de color del semáforo, quietos, hablando con suavidad, en chanclas y bermudas, como si visitaran Miami Beach.
Saludos.
Tú tienes la suerte de tener el mar... Eso es el mayor consuelo que puede tener uno, sentarse frente a el... Adoro sentarme frente al mar, eso tranquiliza...
ResponderEliminarCreo que yo puedo pasar por un bicho extranjero, porque lo de los semáforos lo llevo a rajatabla... Tampoco chillo mucho, eh? Pero no soy un bicho muerto, y menos en primavera... Ahora que vienen las dos estaciones que más me gustan tengo que sentirme muy viva.
Espero que esta Semana Santa no estés triste. Pásalo muy bien, no permitas que nadie te dañe, porque no daña quien quiere, sino quien puede.
Un beso muy grande.
Como no tengo mar, hoy me ido a pasear por la orilla de mi mar ocre y verde de la llanura manchega, a veces, me parecen olas la lejanía de los olivos y viñedos.
ResponderEliminarPrecioso, tu poema. Miles de besos y un recuerdo al mar cuando vuelvas a él.
¿Te pones tonto en Semana Santa?
ResponderEliminarBah, no creo que más de lo habitual, jaja ...
Estos poemas son de exposición, preciosos, a pesar de tu habitual tontería ... :)
Y, pero, pero, pero, ¿no distingues múltiplo y submúltiplo?
Uf, esto sí que es de preocupar ... :)
Te queda mucho aún, Toro, tu corazón.
No permitirá una posible debacle.
Un besomúltiplo. :)
Esas olas que estallan en espumosas carcajadas son lo más! Y encima vuelven a la fila a esperar su turno para volver a reír. Las amo.
ResponderEliminarTe imaginé quieto esperando que pasen los bichos muertos sin tocarte y estallé como las olas. Jaja.
Besos, Toro.
La primavera te sienta bien.
Quien estuviera al lado del mar...
ResponderEliminarEl mar es un gran consuelo, si...
ResponderEliminarSalud
Felices Pascuas querido Espero que comas muchos chocolate Brindo por vos y tu blog
ResponderEliminarNo te apenes. Haber sido feliz es un motivo para agradecer, bueno, vale, con un poquito de nostalgia.
ResponderEliminarAunque inevitablemente la vida nos vaya atando y arrinconando estoy segura que aún te queda mucho por vivir y sentir, y olas por saltar... up!
Besos.
"Luego se van buceando por debajo hasta el final de la cola.
ResponderEliminarY esperan pacientemente para volver a reír".
Incluso cuando estallan las tormentas marítimas bajo el mar reina el silencio y la calma. Por eso las olas bucean y vuelven a su núcleo a esperar.
Si te da ese sentimiento estos días igual deberías hacer como las olas... Bucear hacia el núcleo de la Semana Santa. La Pascua es la coordenada clave.
Y ya me callo ;P
Beso.
YO...PARA AGRADECER TU VISITA...SI , VA BIEN QUE LAS COSAS SE ARREGLEN...ME QUEDO MAS TRANQUILA ...GRACIAS
ResponderEliminarBESOS
Todos los genios han desafiado lo conocido, lo establecido, lo cómodo.
ResponderEliminarSi un pintor representa el bombardeo de Gernika con caballos y toros, está loco. Si un cantante cree en un mundo sin cielos ni infiernos, sin fronteras ni religiones, está loco.
Hay que estar loco y ser un genio para escribir poemas como este.
La primavera es bella, pero no es mi favorita.
Mi beso.
Hola
ResponderEliminarLeyendo tu escrito he imaginado situaciones y me gustó
Abrazos
Imaginé. Y me gustó. Cuando la grised, si existe, sobrevuela sobre la cabecita, qué mejor que el juicio, la música, el ritmo, o el mensaje siempre lúcido y lúcido del mar
ResponderEliminarUn beso
Besosss!😜
ResponderEliminar😚😚😚
Me he visto reflejada en lo de los semáforos.Por las mañanas cuando voy al trabajo y aún es de noche,a veces aunque no pasen coches,me paro y digo:voy a dormir un ratito mientras se pone verde...jajaja
ResponderEliminarBesos
Jo! Pues no me parece que ver las olas sea tan de pena.
ResponderEliminarAsí que cálculo mental. Yo era desastrosa. Bien, comentar poesía. No se ha inventado ningún chisme que devane la poesía. Nada puede equiparse a lo sublime. No permite imitación.
La orilla del Mar y las olas son sublimes.
Un beso.
Perfecto retrato de los días.
ResponderEliminarYo también voto por turistas más delgadas.
Un abrazo.
¿Y si le pones nombres a las olas? Absurdo, no existe tanto nombre. Seguro se enojarían con el que les tocase. ¡Ahí viene Juana! ¡Qué gran ola! ¡Eh Petra, hola! ¡Hola Ausencia! ¡Hola Concha! ¡Hola Brígida!
ResponderEliminarBesos ToroPoeta de cataclismos conceptuales.
Y es que no buscamos el norte ni el sur, buscamos mar.
ResponderEliminarHas retratado en este poema muy bien la primavera y estas fechas.
Las olas siempre se llevan y traen, traen y llevan. A veces remueven el interior como el mismo mar de fondo.
Bss.
Menos mal que después del 17 (según los apostadores es el número de la desgracia que tan bien pintas) viene el 18 trayendo una oleada de esperanza, seguro que es el mar y también tu interior que se refleja en él con esas ganas de reir y jugar y con recuerdos positivos. Cariños.
ResponderEliminarOh casualidad! Aquí la lluvia del otoño que comienza me hace ir al azar a tus viejos poemas y veo que lo había contestado. A cómo va todo ahora estoy segura de que irás a visitar las nuevas olas con renovado interés. Aquí me refugio en los blogs amigos ya que no hay olas y poco permiso para salir a disfrutar la vida sin que haya que taparse boca y nariz. Termino este raro comentario admirada como siempre de la facilidad que tienes ante cualquier lugar o circunstancia para plasmarlo en poesía. Hasta pronto.
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