LOS MISERABLES

Hay días
que resucito.
Y el sol me aplaude.
Y me sale el niño bueno.
Y casi me engaña.
Y durante unas horas
estoy tentado
de ponerme en contacto
con todos aquellos
de los que no sé nada
desde hace tanto tiempo.
Desde aquellos días
en que las cosas
empezaron a torcerse
y quedé a merced del viento
entre la nada y los vacíos
entre la soledad y la tristeza
entre la locura y el desconsuelo.
Después lo pienso bien
y recuerdo
como desaparecieron
y recuerdo
sus teléfonos mudos
y recuerdo
sus corazones de cerdos
y entonces huye el sol
con sus aplausos
y con su careta
de buenos sentimientos
y el niño bueno se suicida
y las horas se cortan las venas
y mis latidos asustan al viento
y hasta Dios
se escapa corriendo
para esconderse en el infierno
y vuelvo a mi tumba
abrazado a la muerte
y besando rayos y truenos
y escupo en sus nombres
y escupo en su sangre
y escupo en sus vidas
y escupo mi desprecio
en sus caras
en su salud
en sus futuros
y en lo miserables que fueron.