Arrastro el calor infernal
por las calles
plagadas de horas hervidas.
Las sombras están asfixiadas.
Los árboles están vacíos.
Han dejado la funda
como engaño
y se han fugado
a una playa hospitalaria.
En el cielo
unas nubes aprendices
parecen bailar un tórrido bolero.
Me agoto.
Hora a hora.
Grado a grado.
El reloj no se compadece.
El reloj sigue marcando las horas.
No hace caso del bolero.
Ni detiene su camino.
Ni la noche es perpetua.
Ni ella se fue para siempre.
Y el único
que alumbra mi camino
es este sol piraña que me devora.
Si todo sigue así fijo que voy a enloquecer.
Fecha y hora de publicación.
ResponderEliminarLos boleros están llenos de mentiras. Pero son tan bonitos...
ResponderEliminar;)
Besos
Deja de mirar la hora y sin darte ni cuenta va a llegar la noche. Con sus propios demonios, claro.
ResponderEliminarVa un abrazo.
Pues mientras ahí el calor sofoca aquí seguimos con el frío que congela ideas pero no sentimientos. Abrazo grandote
ResponderEliminarHoy ha refrescado por aquí abajo, pero el resto sigue igual de cansino.
ResponderEliminarBesos
Aún habiendo rerescado, por aquí abajo también las sombras se asfixian(una gran frase).
ResponderEliminarPor menos que eso el personaje de Camus se cargó un árabe
ResponderEliminarNah Toro no enloquecerás, estás vacunado contra la locura.
ResponderEliminarYo sé
Me gusta esa conexión entre el bolero y el poema.Besosssss toro !!!
ResponderEliminarNada peor que la canícula.
ResponderEliminarBss.