Esta mañana ha salido
de procesión por la ciudad
el Paso del Bendito Pato Laqueado
que es el reflejo sagradísimo
del sentir de la comunidad china
en estos días de recogimiento espiritual.
El Bendito Pato Laqueado
luce alrededor de su sagrada cabeza
una corona hecha con tallarines de arroz
y desde hace tres años
sobre una de las alas del pato
en vez del clásico oso panda de goma
hay una probeta milagrosa con el virus del covid.
En la otra ala está tatuada
la silueta de la Gran Muralla con tinta agridulce.
El Paso del Bendito Pato Laqueado
lo llevan a hombros
los alcoholizados devotos
de la cofradía de la Divina Orden Amarilla
y durante todo el emocionante recorrido
que dura unas diez horas
sus ojos con legañas de tres días permanecen cerrados
lo que por desgracia suele comportar
un número muy elevado de aparatosos y lamentables accidentes.
A medida que van recorriendo el glorioso itinerario
y siguiendo la tradición de hace siglos
llueven desde las ventanas
cientos de rollos de primavera y flanes chinos
mientras que a su paso
algunas lamentables desequilibradas
con serios y preocupantes problemas mentales
entonan desde los balcones gorgoritos ininteligibles
que hieren de muerte los tímpanos de la gente que está cerca
con la vana intención de que el Bendito Pato Laqueado
salga volando hacia el cielo santificado de todos los universos
circunstancia que hasta el momento no se ha producido que se sepa.