1 de noviembre de 2024.
Todavía no me he recuperado.
Ayer por la tarde
salí de casa para ir a comprar.
Mala idea.
Las calles
estaban infestadas
por miles de familias dementes.
Todo muy norteamericano.
Es lo que tiene la gente acomplejada.
Que imitan a los países que creen superiores.
La mayoría de las niñas
iban disfrazadas
de prostitutas
de mujeres policías sexys
o de brujas eróticas chifladas.
Niñas pequeñas...
Los niños
que ya se ve
que no llegaran a nada en la vida
iban disfrazados
de esqueletos tontos
de monstruos ridículos
o de patéticos vampiros.
Todo comprado en la tienda de los chinos.
Gusto: cero.
Calidad: "soy una mierda".
Una cutrez que daba grima verlos.
Y lo peor no eran ellos.
Lo peor era ver a los padres.
Cerebros deshabitados.
La mayoría de madres
iban disfrazadas de brujas sebosas
y bamboleaban las caderas
como si las acabaran de operar en el matadero.
Los padres iban disfrazados de cualquier cosa.
En realidad
los padres modernos
van todo el año de payasos.
Daba pena ver el triste espectáculo.
Grupos de treinta o cuarenta trastornados
alborotando las tiendas con el truco y trato.
Y los dependientes con caras de querer asesinarlos.
Importamos cultura de USA
y no protegemos la de nuestra tierra.
No sé si se puede caer aún más bajo.
Aunque yo apostaría a que sí.
De las nuevas generaciones se puede esperar lo peor.