Estoy en el mar.
En un mar oculto y sencillo.
Aquí
en este prodigio
las palabras callan
y hablan los silencios.
En mis oídos jazz y más jazz.
No hay gente.
Nunca hay gente
en este milagro
escondido en un secreto
de la ciudad siempre tan repleta.
Aquí llego
y me dejo caer
en un banco inundado de salitre.
Entre el horizonte
y yo
una línea de azul soleado.
Aquí renazco.
En el vientre inmaculado
de una madre de agua, brisa y cielo.
El jazz me alimenta y me nutre.
Cuando vuelvo a casa
traigo conmigo una sonrisa de luz
que me han regalado los dioses del mar.
Como sonrisa de luz es tu poema. Cierto que es un milagro un sitio así en la ciudad, disfrútalo mucho!
ResponderEliminarBesitossss
Pero qué bonito, realmente precioso.
ResponderEliminarBesos para el chico más guapo de Cataluña!
¡Qué maravilla de poema! Resuena el jazz por aquí también y quizás se cuela el rumos suave del mar. Gracias, gracias... Abrazos
ResponderEliminarEl mar es una inmensa red que funciona con filamentos de algas y con cátodos de espuma. Frente a él, enchufados a su corriente serena, se recargan todas las baterías humanas por muy deterioradas que estén.
ResponderEliminarMientras, una buena sesión de jazz, nos completa el milagro.
Saludos, Toro.