Suena el silbato
los trenes lloran un día más
yo tenía tantas nadas...
ahora sé
es tarde pero sé
me gusta ver caer la lluvia
me gustan los paraguas gigantes
me gustan las mandarinas y el melón
nadie da de comer a los muertos
en los cementerios la lluvia llora mucho
más que los trenes
nadie se fija en esas cosas
los ángeles de mármol están tristes
las calles que no pisé llevan mi nombre
los perros deberían ser los amos del mundo
y no los cerdos
ahora mismo ha pasado un espíritu por detrás
no sé de quién era
ahora ha vuelto y está mirando lo que escribo
se va
no me extraña
el otoño también llora
lágrimas ocres y suspiros melancólicos
es bonito el trabajo del otoño
nadie cuenta a los resucitados
debería haber un registro y premiarles la antigüedad
en las calles la gente tiene los ojos rotos
miran sin mirar y tan alta dicha esperan que ...
ir en bicicleta paseando cerca del mar
y ver como las olas juegan al pilla pilla...
yo conocí a una sirena que tenía la cola de cristal
ahora volvería a la biblioteca que iba con nueve años
doña noséqué nos examinaba las manos
y si estaban sucias no nos dejaba entrar
teníamos que buscar un charco limpio
lo que hiciera falta para poder leer a Enid Blyton
todo lo que he leído lo saben los ángeles de mármol
los libros que leí lloran a veces como los trenes y la lluvia
me gustaría contar resucitados
y darles una medalla conmemorativa por su nulo esfuerzo
Du Fu, admirado poeta chino: ojalá resucitaras
ella me gusta
ssssssssssssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Poema sin comentarios.
ResponderEliminarUn charco limpio donde lavar las manos antes de leer a Du Fu, ángeles de la guarda que defiendan con espadas el alma niña de aquel capaz de soñar Y un tren que nos lleve al paraíso perdido para devolvernos la sonrisa.
ResponderEliminarTe sentó muy bien esta pausa de comentarios, POETA entrañable.
Un beso.
Ssssshhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
ResponderEliminarPobre Ella!!!!!!
ResponderEliminarPobre Du Fu!!!!
Y cuando me prestarás tus libros
ResponderEliminarPara que sorba los pensamientos
Pluscuamperfectos de un eterno
Y resucitado ayer mañana y pasado
Del pretérito rail
De las salas de los cartesianos?
Con qué oblongo textil te esperan mis paragüeros? Rodeados de exclamaciones, interrogantes y perplejas constataciones, temo que mi otoñado miriñaque, se altere y muestre los libros robados entres las librerías y paseados en el Sacre Coeur, o el jardín de las Tullerías.
Temo que sus desvelos por los recuerdos infantiles, oxiden las bambalinas de los molinos, o de las máquinas singer de las evocadoras terracitas de antaño.
Igualmente si lo prefiere, expongamos nuestras miserias alegremente, pues los indulgentes, incautos, no notarían la diferencia, si con suficiente presión, las colocáramos en cualquiera de los escaparates del Chopard, anterior la alegría de las pulseras de las gordas y anoréxicas enjoyadas, y sus belfados y nauseabundos maridos, que conmemoran alegres cualquier batalla de Austerlitz.
Ésos trenes solo existen en nuestros ojos, si la memoria persiste, o al menos, el aliento original que los pasea en bicicleta cerca del mar.
No hay trenes perdidos, si no pasajeros que siguen a bordo, de ferrocarriles fantasma.
No extrañamos las épocas,sino la belleza de lo que nos hicieron sentir en ellas, pero eso es todo humo
Para los cazadores de belleza, la linterna también es el objeto,son los ojos con los que se mira,balcones del alma, con que se respira.
Qué poema maravilloso! Nada que agregar, buen final. Gracias. Beso
ResponderEliminarMandarinas y melón!mmmm! Dame un poco, anda!😘
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