Quería ver la luz de tu cara. Quería ver la luz de tu piel. Quería ver la luz de tu mirada. Pero me devoró el tiempo. Nació el dolor. Murió la fiesta. Y desaparecí para siempre como un ciego entre las tinieblas.
Hay cosas que acaban, Toro, siempre ha sido así, como bien aceptas que sea. Como sabemos que puede ser todo. Por eso, yo, que soy optimista irredenta, me aferro a los instantes gratos, los apuro, los devoro. Pero claro que hay ratos buenos que se van.Hay que buscar ojo avizor otros, para gozarlos golosos.
Poema de Toro Salvaje.
ResponderEliminarHay cosas que acaban, Toro, siempre ha sido así, como bien aceptas que sea. Como sabemos que puede ser todo. Por eso, yo, que soy optimista irredenta, me aferro a los instantes gratos, los apuro, los devoro. Pero claro que hay ratos buenos que se van.Hay que buscar ojo avizor otros, para gozarlos golosos.
ResponderEliminarUn beso
Seguro que ella vive con tu luz, tu corazón es el interruptor de tus ojos.
ResponderEliminarUn beso.
La fiesta dejó paso a la realidad.
ResponderEliminarBesos
Pena.
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ResponderEliminarPara mí no has desaparecido...
Beso... faro.
Todo desaparece, pero nos queda la luz en nuestros ojos ciegos.
ResponderEliminarSaludos.
Se me ha hecho un nudo en el sentimiento...
ResponderEliminarBss.
La luz llegará, seguro.
ResponderEliminarPoemazo
Besos
Con el tiempo hay que tener mucho cuidado. A veces tiene cara de tarta y queremos devorarla. Podemos acabar empachados.
ResponderEliminarBesicos muchos.
ResponderEliminarmajaderías,
no querías
el poder
es la puntada
al revés
y después,
nada
mas valor tiene
un corazón
sin sandalias
con todo que perder,
que lamer