Todo era mentira.
El humo se fue disipando.
Y apareció la nada.
Siempre había estado ahí
perfectamente enmascarada.
De repente
le arranqué
la máscara
y la dejé desnuda.
Me miró a los ojos
y riéndose
me escupió en la vida.
Ya no había rosas.
Ahora todo eran espinas.
Poema de Toro Salvaje.
ResponderEliminarPoemazo.
ResponderEliminarMaldita nada.
Un beso y mil pétalos.
Como Carmen, te digo, poemazo!!
ResponderEliminarUn beso.
Es muy importante mirar cuando el humo se disipa y las máscaras se caen. Es como cuando limpias los cristales de las gafas, todo se ve más nítido.
ResponderEliminarQué bonitos poemas has hecho en estos días. En ellos se va viendo como te sacudes las telarañas.
Besicos muchos
Hay tanto a lo que aferrarse cuando de verdad se desea que convierte a la nada en una quimera. Quizás sea yo que me aferro a mis anhelos, o quizás es que perdí tanto que me conformo recreando hasta el pasado.
ResponderEliminarUn beso.